En México la gran pregunta sigue siendo ¿cómo enfrentar la pobreza y la desigualdad? El mismo Pedro Velázquez Hernández, fundador de las cooperativas de ahorro y préstamo, señalaba en 1951 que “el problema más grave que sufre nuestro país… (es) que nuestro campesino se muere de hambre”
En el mundo la gran pregunta es ¿cuándo acabaremos con la pobreza? Hoy más de 800 millones de personas siguen viviendo en situación de pobreza extrema, subsistiendo con menos de un dólar al día.
Hace unos días tres especialistas, Abhijit Banerjee , Esther Duflo y Michael Kremer ganaron el Premio Nobel de Economía 2019 por sus estudios sobre la reducción de la pobreza y su contribución a desarrollar políticas e incentivos para ayudar a los hogares más pobres.
Hombres, mujeres, niños y niñas siguen aguantando hambre o malnutrición y viven en ambientes donde la exclusión e inseguridad son los principales actores.
Se les concedió el Premio Nobel de Economía “por su aproximación experimental al alivio de la pobreza global". Luchando por un futuro mejor es el reto, cómo reducirla es el desafío de todos los días, y estos académicos han hecho contribuciones decisivas a las políticas y los incentivos que hay que aplicar.
En la academia mexicana destaca el sistema universitario jesuita desde su opción preferencial por los pobres y promoción de la economía social y solidaria. En las últimas semanas visité y conversé con líderes de cuatro universidades jesuitas en México: Ibero Puebla, Ibero Ciudad de México, Ibero León e Iteso Guadalajara. Todos ellos inciden en construir un mundo mejor con prácticas solidarias para las personas. Promueven talleres, diplomados, cursos, maestrías con un alto nivel de gestión práctica, así el egresado crea cooperativas, asociaciones civiles rentables y emprendimientos sociales, incluso se integran a empresas transnacionales en sus áreas de sustentabilidad y responsabilidad social; sus áreas de investigación van a la vanguardia en identificar e impactar en políticas públicas, principalmente en finanzas solidarias y colectivos de producción.
Las cooperativas se han comprometido a que no exista un solo mexicano viviendo en pobreza extrema, entre muchas otras cosas primordiales. Las cooperativas son empresas que se centran en las personas, son propiedad colectiva y están dirigidas de forma democrática por sus clientes/colaboradores/clientes. Son empresas fundadas en valores y principios, dan prioridad a la justicia y la igualdad, y “permiten a las personas crear empresas sostenibles que generen empleos y prosperidad a largo plazo”.
En la cadena de Alemania para el extranjero, Deutsche Welle (DW), transmitieron un especial llamado “Erradicar la pobreza: luchando por un futuro mejor” vale la pena verlo en YouTube y conocer vidas de mujeres latinoamericanas que pelean por sacar a su familia de la pobreza. Son historias impactantes y falta de oportunidades. Asegurar que nadie se quede atrás significa que las cooperativas se comprometen a crear empleos con salario y trato justo, igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, salud y seguridad en el trabajo, formación y conciliación. #CoopsDay
@JUANP_DELEON
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