Los viajes siempre dejan algo y seguramente las últimas tres semanas que Juan Carlos Osorio estuvo en Europa las aprovechó para profundizar y conceptualizar lo que tiene frente a él: la gran obligación de llevar a la Selección Mexicana al quinto partido en Rusia 2018.

No fue nada más la visita a los 13 futbolistas que aparecerán en su convocatoria; también las pláticas con referentes del futbol europeo, que seguramente despabilaron su mente para poder planificar cómo jugarle a Alemania, Suecia y Corea del Sur.

Vienen dos partidos fundamentales. Los 13 “europeos” convocados serán Guillermo Ochoa, Héctor Moreno, Miguel Layún, Carlos Salcedo, Diego Reyes, Andrés Guardado, Héctor Herrera, Jesús Manuel Corona, Raúl Jiménez, Hirving Lozano, Javier Hernández, Marco Fabián y volverá a sorprender con Omar Govea. Si no hay nada extraño, se sumarán a estos nombres los de Alfredo Talavera, José de Jesús Corona, Jonathan dos Santos, Javier Aquino, Oribe Peralta, Néstor Araujo, Oswaldo Alanís, Jesús Gallardo, Carlos Vela y el último lugar puede ser para Édson Álvarez, Jonathan González o Jürgen Damm, aunque para Rusia ese sitio es de Rafael Márquez.

Esta gira es la más seria e importante de la Selección Nacional desde que Osorio está al frente del equipo. En 10 días decidirá quiénes van al Mundial y el comportamiento en contra de Islandia y Croacia será un estupendo parámetro para encontrar dos cosas: un cuadro titular y una convocatoria final.

A Osorio le quedan solamente ocho partidos seguros como entrenador de la Selección Nacional. Poco espacio; de hecho, nulo tiempo para probar. Para eso ya tuvo tantos años y vaya que los aprovechó al máximo.

La lesión de Giovani dos Santos le facilita una decisión que era arriesgada para el interior del grupo, pero ante eso, el pretexto es perfecto para no convocar a un futbolista que no tiene merecimientos —en estos momentos— para ser mundialista.

Charlas profundas con Louis van Gaal, Lorenzo Serra Ferrer, Quique Setién, Guus Hiddink, pero también para palpar a jugadores que han sido muy cuestionados y que por estar en Europa aseguraron el Mundial.

Todo lo que no sea el quinto partido en Rusia no servirá para maldita la cosa. La responsabilidad es esa, aunque palabras de desesperanza salgan en conferencias de prensa para evitar compromisos, esos mismos que han sido ya eternos en el futbol mexicano.

Todo indica para que este Mundial no habrá sorpresas monumentales en la convocatoria final, no se verán personajes como el Cadáver Valdez en 1994 o Jaime Ordiales en Francia ‘98, o como Sigifredo Mercado en el 2002, o la todavía inexplicable presencia de Adolfo Bautista en 2010. Hasta eso, Osorio —pese a sus rotaciones y movimientos tácticos que nadie entiende— ha mantenido una base.

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