Muchas veces hemos escuchado esa frase de “los toreros están hechos de otra pasta”, pero ¿en realidad será verdad?

El pasado fin de semana,  Antonio Romero sufrió una cornada espeluznante, 30 centímetros rompieron su ano poniendo en peligro su vida, luego de dos cirugías y a pesar de que el estado sigue siendo grave, sus primeras palabras fueron. ¿Cuándo regreso a torear?

Todos los que se dedican a lidiar reses bravas saben a lo que se exponen, saben que toro a toro se juegan la vida, y saben que están a merced del animal que en cualquier momento puede separarle los pies de la arena.

Sin embargo, mientras los humanos comunes no nos levantamos en mucho tiempo, a ellos les bastan unas cuantas semanas para volver a ponerse delante de los pitones del toro.

Otro caso reciente fue el de Juan José Padilla. El parte médico señala que el “Ciclón de Jeréz” presenta una cornada en la cara anterior externa del muslo derecho, con dos trayectorias de 15 y 20 centímetros, y otra en la región torácica, que afecta al pectoral mayor izquierdo y también de 15 centímetros.

Ni dos meses pasaron cuando ya lo teníamos de nuevo toreando, y es que suena fácil decir lo cornaron y ya, pero son horas de zozobra. Primero son horas de rezos por la vida del ser humano y luego por que puedan volver a torear.

En fin, el reconocimiento a un torero no es por ver en cuanta ferias se presenta o cuantas orejas y rabos corta, sino cómo toma la profesión en los momentos duros y crueles que tiene esta hermosa fiesta.

Desde aquí le envío toda la fuerza a Antonio Romero, que estoy seguro que va a aprender de esta cornada y principalmente se sobrepondrá y volverá a la México a confirmar que está en proceso de ser un gran torero.

El reconocimiento es extensivo a la labor de los médicos, comandados por Rafael Vázquez Bayod, quien es una eminencia en estos menesteres taurinos. Espero sus comentarios.

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