Los Parlamentos Abiertos son acciones impulsadas desde el legislativo, orientadas a habilitar espacios para escuchar a la ciudadanía, respecto a las decisiones que deben ser tomadas en el Congreso. Una de estas decisiones que representa un parteaguas en nuestro sistema democrático es la correspondiente a la iniciativa presidencial de la reforma electoral, y que considera al menos 18 cambios a la Constitución, tales como la eliminación de Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE), la reducción de los diputados, modificar el financiamiento a los partidos políticos, entre otros.

A fin de discutir esta reforma de gran calado, los Foros de Parlamento Abierto organizados por la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados dieron inicio el pasado martes 26 de julio, e implican un profundo análisis que contempla 22 mesas de debate con diferentes formatos tendientes a presenciarse durante un mes.  A su vez, los temas a tratar son divididos en cuatro bloques, entre los que destacan el Sistema Electoral, Instituciones Electorales, Sistemas de Partido, así como la Inclusión y Diversidad Electoral.

De igual forma, en estas mesas se tratarán temas especializados relativos al análisis de la segunda vuelta electoral, hasta la posibilidad de la restauración de la vicepresidencia de la República, así como el análisis del sistema de fiscalización y la distribución de tiempos oficiales. Lo cual, parecería ser un auténtico espacio de apertura para escuchar de manera objetiva las múltiples opiniones a favor y en contra de la reforma electoral desde la viva voz de expertos, académicos y especialistas.

No obstante, la experiencia pasada y observada con la fallida Reforma Eléctrica, nos advierte que los comentarios emitidos por expertos en estos ejercicios deben ser considerados a fin de lograr una beneficiosa reforma, y evitar que únicamente pasen a ser letra muerta de un dictamen que no logre alcanzar un consenso entre las fuerzas políticas por no proponer un cambio positivo para el país. Puesto que, como Diputados, tenemos el deber de velar por el bienestar de los ciudadanos, el respeto de la Constitución y por el estricto apego al Estado de Derecho.

Por tanto, resulta fundamental exigirle a la mayoría morenista, que realmente respete el espíritu de los Parlamentos Abiertos en aras de escuchar todas las expresiones y no ahondar en debates estériles. La cerrazón de la mayoría pervierte al Congreso y convierte la tarea legislativa en una mera oficialía de partes. Ante esto, yo pregunto: ¿Está listo Morena para abrir este Parlamento?

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