Hace unos días en reunión virtual, gobernadores de 12 estados de nuestro país, acordaron impulsar un “nuevo federalismo” a través de un nuevo Pacto Fiscal.

Se pronunciaron por la conformación de “nuevo federalismo cooperativo y responsable para detonar el desarrollo sustentable con un enfoque regional”. Manifestaron la importancia de renovar el federalismo mexicano a través de un nuevo Pacto Fiscal, “más justo y equitativo”.

Los gobernadores participantes propusieron realizar una mesa de trabajo para la elaboración de un nuevo Sistema de Coordinación Fiscal y hacer un planteamiento formal al presidente. También se señaló la ausencia de un plan integral para hacer frente a la crisis del Covid e impulsar la economía a nivel federal.

Hay coincidencias en estos pronunciamientos, aunadas a la desatención, declaraciones desafortunadas y el desinterés del ejecutivo federal para atender la emergencia de salud. Sin embargo, el tema municipal no se ha puesto sobre la mesa.

El municipio representa un componente fundamental en la gobernabilidad del país, en particular las formas en que se recaudan los recursos y como éstos son utilizados en beneficio de la ciudadanía, y es el lugar donde las políticas públicas se materializan en beneficios para las comunidades. Sin olvidar un tema tan delicado como es la seguridad pública.

En nuestro sistema político, el municipio es considerado como el primer orden de gobierno, es aquel que permite y propicia el contacto primario con la ciudadanía y el principal encargado de proporcionar los servicios básicos para el desarrollo de la comunidad. Es vital para el desarrollo municipal, que el marco regulatorio proteja y resguarde su patrimonio; pues es a través de éste, que se le permite a la municipalidad cumplir con sus fines y lograr sus objetivos como entidad pública y de gobierno.

Pese a que constitucionalmente se garantiza la independencia y soberanía del municipio, la realidad es que los municipios vuelven a quedar en el olvido. Su participación en el pacto federal tema fiscal ha sido nula, pero sobre todo su nivel de autoridad que ha sido ignorado y ofendido.

Se han visto afectados sus márgenes de gobernabilidad en aspectos como la seguridad. Se ha impactado el nivel de bienestar de la población, con la reducida capacidad del municipio como primer orden de gobierno, es decir como contacto primario con la ciudadanía y el principal encargado de proporcionar los servicios básicos para el desarrollo de la comunidad.

El avance del municipio mexicano no puede limitarse así, no es solamente política, también es administración intergubernamental, jurídica y hacendaría.

La naturaleza del municipio, como tema de trascendencia no sólo para la administración pública, sino para las implicaciones sociales, debe repensarse para entender su verdadero sentido. Por esa razón es que se requiere que los actores de la gestión administrativa en todos sus niveles, se conjuguen con el solo propósito de hacer avanzar la administración municipal.

Los municipios están ante una dinámica de cambio compleja y estructural, lo que implica, de lograrlo, transformar las condiciones sociales, económicas y políticas, y por tanto, el nivel de vida de la población.

El municipio es el gran ausente, y debería ser el gran protagonista. Consideramos que dentro de una estrategia bien calculada pueden hacer valer su voz. Y en conjunto con los Congresos estatales lograr un equitativo Sistema Nacional de Coordinación Fiscal.

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