Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es un político de símbolos; los usa frecuentemente para enviar mensajes a sus interlocutores. El sábado pasado, en Tabasco, el presidente electo los utilizó tras reunir a una centena de representantes del sector petrolero nacional, entre ellos directivos de las principales empresas, para hablarles del proyecto energético de Pemex.

A las 11 de la mañana en punto, los directivos, entre ellos el nieto del ex presidente Miguel Alemán Valdés, se congregaron en un modesto salón del hotel Hilton de Villahermosa para escuchar al presidente electo, quien llegó acompañado del próximo director general de Pemex, Octavio Romero, y de la futura secretaria de Energía, Rocío Nahle. “Queremos que nos ayuden a reactivar la actividad petrolera del país”, les soltó López Obrador. “La producción se está cayendo, estamos en crisis, necesitamos invertir”.

Los empresarios escucharon parte de la información que días antes dio a conocer Rocío Nahle: se invertirá un total de 135 mil millones de pesos del presupuesto de Pemex en la exploración y perforación, y se destinarán 55 mil millones a la primera etapa de construcción de la nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco. Para la reconfiguración de las seis refinerías actuales se etiquetarán 50 mil millones de pesos.

El objetivo del nuevo gobierno es aumentar la producción petrolera a 2.5 millones de barriles diarios hacia finales del próximo año. “Para que tengan una idea, en el 2004 la producción petrolera era de 3.4 millones de barriles diarios y actualmente es de 1.8 millones. Si no actuamos, va a seguir desplomándose, con todo lo que esto implica”, les dijo.

El presidente electo envió las invitaciones hace apenas unos días. La convocatoria fue únicamente para las empresas nacionales, muchas de las que fueron relegadas por la actual administración de Pemex en favor de las extranjeras. El nacionalismo de AMLO les cayó como anillo al dedo. Sus directivos, como Miguel Alemán Magnani, de Grupo Galem, sentado en primera fila, se dicen listos para apoyar al gobierno en su objetivo de reactivar la producción petrolera.

Otras de las grandes empresas mexicanas de servicios petroleros cuyos representantes o dueños estuvieron presentes fueron Grupo R, de José Ramiro Garza Vargas; Perforadora Latina, de Adolfo del Valle; Protexa, de la familia Lobo; ICA, que encabeza Guadalupe Philips; Grupo Diavaz, de Luis Vázquez; Perforadora Central, de Patricio Álvarez Morphy y Operadora Cicsa, de Carlos Slim.

A quienes no se les vio fue a los representantes de Petrobal y Compañía Perforadora México, cuyos dueños son los magnates mineros Alberto Baillèresy Germán Larrea, dos de los multimillonarios que se enfrascaron en una pelea con el candidato a la Presidencia de la República. Al igual que Cotemar, firma propiedad de María Cristina Lobo Morales y Mario Dávila Dávila, la cual arrastra una serie de acusaciones por malos manejos y corrupción, se presume que no fueron invitados por el nuevo gobierno.

Para aumentar la producción petrolera nacional, AMLO dijo que se contratarán, a partir de diciembre, más equipos de perforación terrestre y plataformas de aguas someras, así como todo tipo de servicios relacionados con esta actividad y se va a buscar reducir los tiempos de los trámites regulatorios, lo cual cae en la cancha de Comisión Nacional de Hidrocarburos, la Comisión Reguladora de Energía y la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente.

Lo que el próximo presidente de México les dejó claro es que la reactivación petrolera nacional es un hecho, empezando por su estado natal, Tabasco. Lo mismo en las costas que en tierra, mediante la construcción de una nueva refinería. Por eso decidió hacer la reunión con los empresarios en Villahermosa y por eso el nuevo director general de Pemex es un tabasqueño.

También queda claro que la reforma energética, las rondas de hidrocarburos y el modelo de empresa productiva del Estado de Pemex se acabaron. Así que viene una sacudida al sector.

Meade a BlackRock. Hace ya cuatro meses de la última reunión entre Larry Fink, presidente de BlackRock, y José Antonio Meade. Fue durante una visita del multimillonario estadounidense a México, en la cual se reunió, por separado, con algunos de los entonces candidatos a la Presidencia, entre ellos el abanderado de la coalición encabezada por el PRI. Aquella vez, según Meade, intercambiaron puntos de vista sobre el estado y perspectiva de la economía mexicana y el entorno global.

La noticia es que apenas hace unos días, el ex candidato presidencial llamó directamente a Fink –a quien considera su colega y amigo– para pedirle trabajo. Quiere irse a Nueva York, donde está la sede de BlackRock. No sería el primer funcionario de Hacienda en unirse a las filas de la mayor administradora de fondos del mundo, que tantos negocios ha hecho en México, pues el ex subsecretario Gerardo Rodríguez Regordosa es, desde hace cinco años, director de Estrategia de Mercados Emergentes de la firma.

El rumor de que podría ocupar un cargo de subgobernador en el Banco de México queda sepultado después de la llamada que tuvo con el mandamás de BlackRock, quien en su última visita a México le dejó abierta la puerta... y Meade al parecer ya tomó su decisión.

Juan Gallardo, impulsor del TLCAN. Uno de los empresarios que tuvo gran injerencia en los acuerdos alcanzados con Estados Unidos en el marco de la renegociación del TLCAN y que poco ha sonado es Juan Gallardo Thurlow. El presidente de Cultiba estuvo apoyando en todo momento al cuarto de junto, conformado por los empresarios, sobre todo en los temas álgidos del sector agropecuario y en el acuerdo final que se le dio al tema del azúcar. Su participación, dicen, fue estratégica en las negociaciones.

En la ilustración: Andrés Manuel Lópz Obrador

Twitter: @MarioMal Correo: 

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