El impactante y terrible accidente, ocurrido en Paseo de la Reforma a la altura de Lieja (Torre Bancomer) en la Ciudad de México la madrugada del viernes, en el que un automóvil BMW blanco chocó a cerca de 200 km/h contra un poste y literalmente se partió en dos, provocando la muerte de 4 jóvenes de entre 25 y 30 años, dos mujeres y dos hombres, y donde el conductor —que aparentemente conducía bajo los influjos del alcohol y del que prácticamente todos hemos visto fotografías o videos en medios de comunicación y en redes sociales— resultó ileso, nos obliga a preguntarnos seriamente: ¿Las personas fallecidas fueron asesinadas por el conductor o bien si se suicidaron involuntariamente y sin preverlo?

La pregunta, que de inicio parece ociosa, carente de respeto para con las personas fallecidas y para con sus familiares y por tanto una pregunta hasta estúpida, es seria y merece una reflexión y finalmente una respuesta. Para alcanzarla consideremos lo siguiente:

Primero, permítaseme aclarar que muy probablemente la decisión de conducir a exceso de velocidad fue exclusiva del conductor del vehículo como también la decisión de conducir a pesar de tener la capacidad mermada por el aparente estado de ebriedad. Ambas decisiones equivocadas por sí mismas y peor aun cuando estas se suman. Conducir a exceso de velocidad y bajo el influjo del alcohol nunca ha sido una decisión inteligente sino todo lo contrario.

Segundo, quisiera pensar que los cuatro acompañantes que fallecieron en el accidente pudieron tomar la decisión de subirse o no con un conductor en aparente estado de ebriedad. Quisiera pensar que nadie los obligó a subirse al vehículo en cuestión y que en un momento dado pudieron optar por movilizarse por otro medio como lo es un taxi o con otro amigo sobrio. También quisiera pensar que los acompañantes “amigos del conductor” pudieron “forzarlo” a no conducir y a que entregara las llaves e inclusive si ya hubiese arrancado, obligarlo a reducir la velocidad (las formas de hacerlo son varias) o en última instancia a bajarse del vehículo.

Por lo anterior, si el conductor tomó la decisión de conducir bajo los influjos del alcohol, a exceso de velocidad y sin escuchar los señalamientos o peticiones de aminorar la velocidad por parte de sus acompañantes —si es que estas condiciones se dieron y los acompañantes no se percataron de que tenían la opción de no subirse al vehículo— entonces estamos hablando de un asesinato. Asesinato imprudencial y culposo (sin dolo) pero asesinato finalmente.

Si los acompañantes sí se percataron de las condiciones en las cuales se encontraba el conductor, no les importó y de todas formas se subieron al vehículo y si inclusive lo incitaron a conducir a exceso de velocidad, entonces la respuesta es que dichos acompañantes cometieron un “suicidio involuntario”.

Seguramente los puristas me criticarán y dirán que el término “suicidio involuntario” no existe, dirán que todos los suicidios son voluntarios y que en este caso los acompañantes no pretendían morir y que por lo tanto mi señalamiento es aberrante. Estrictamente tendrán razón, sin embargo apelo a su tolerancia y generosidad para describir hechos tristes y muy lamentables como el aquí referido. Ya hoy todos sabemos que conducir o subirse a un vehículo que circula a exceso de velocidad y en el que además el conductor no se encuentra en plenitud de sus capacidades para manejar es en extremo riesgoso ya que las probabilidades de sufrir un accidente con graves consecuencias son muy altas. También ya hoy todos sabemos que tenemos múltiples formas de trasladarnos.

En otras palabras, pregunto a mis críticos, ¿cómo llamar al hecho de quien “busca el árbol para ser colgado deseando no encontrarlo pero que sí lo encuentra”?

Fuente de los Deseos: Ojalá todos, pero sobre todo los jóvenes, evitemos que nuestros amigos y familiares conduzcan un vehículo a exceso de velocidad y peor aún si están bajo los influjos del alcohol. Ojalá que si no logramos “quitarles” las llaves del coche, no nos subamos al vehículo con ellos. Ojalá ya no vivamos tragedias como la del pasado viernes en donde cuatro jóvenes perdieron la vida y uno más vivirá con una carga enorme sobre su conciencia, ello más allá de las consecuencias legales a las que sin duda enfrentará. Ojalá todos le bajemos al alcohol y a la velocidad.

Comisionado del Consejo Estatal contra las Adicciones. @TAMBORRELmx

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