Nadie, absolutamente nadie tenía en sus escenarios de este año un acontecimiento natural que fuera tan determinante, alterando radicalmente el rumbo de todos los países del mundo. Ninguna nación estaba preparada para combatir lo inesperado y sobre todo lo desconocido.

La crisis que ha desatado el coronavirus, la sanitaria, económica, que comienza ya a ser social, será también política. En estos difíciles momentos muchos pierden, algunos ganan, sin que esto los haga cómplices de la desgracia. Algunos políticos, no sobrevivirán al coronavirus, otros, serán recompensados por la opinión pública por su trabajo durante la pandemia.

En lo económico, ganarán las empresas consolidadas que venden online, las plataformas de servicios a domicilio, las empresas de tecnología que tenían desarrollados programas para juntas virtuales, aquellas que venden publicidad en internet como Facebook, así como las farmacéuticas en su momento.

Ya en el ámbito de lo político, vemos en primerísimo lugar a los oportunistas y faltos de ideas, principalmente actores de oposición que han tratado de encontrar, sin éxito, una manera de que, al atacar al gobierno federal, ese desgaste los fortalezca proporcionalmente a ellos. Faltan argumentos inteligentes y credibilidad, algunos se acercan, otros atacan, hay los que proponen cosas que nunca lograron consolidar cuando fueron gobierno, como el acceso universal a la salud, otros plantean regalar dinero cuando nos lo quitaron a manos llenas con tanta corrupción y aumento de impuestos, así como surgen quienes intentan salir de la oscuridad en la coyuntura, buscando en esta crisis una luz para beneficio personal, como siempre.

Por otro lado están aquellos que son del régimen, que quieren quedar bien con las instancias más altas y en ese intento se convierten en una mala imitación del Presidente, queriendo adoptar posicionamientos y frases, que, aunque muchas veces controvertidas, sólo le quedan a él. Estos malos imitadores regularmente hunden no sólo su propia figura sino la del movimiento que representan, convirtiéndose en burla nacional.

El Presidente decía hace unos días que en política los espacios vacíos se llenan, lo cual es cierto y sin duda los vacíos existen, unos porque se han cedido y otros porque los han tomado. Por ejemplo, el gobernador de Yucatán, Mauricio Vila, por su cuenta y ejerciendo un liderazgo sin exagerado protagonismo, está logrando consolidarse, acciones concretas y claras, con respecto a las medidas de contingencia ante el coronavirus. Felipe Calderón entre que no desaparece y que en el gobierno se encargan de no dejarlo desaparecer, está presente y pronto podría tener otra plataforma, un partido político. Enrique Alfaro, político tozudo, empeñado y con discurso bastante sencillo que logra transmitir.

Pero en el oficialismo también se fortalecen algunas figuras, que ante la situación se hacen más grandes y notorias por su modo de transmitir certeza en el manejo de crisis, su capacidad de comunicar y el reflejo de experiencia aplicado al complicado panorama que nos presenta la epidemia. Aquí destacan el Canciller Marcelo Ebrard, en quien el Presidente ha vuelto a depositar toda su confianza para coordinar al gabinete, como lo hizo ya anteriormente en otra crisis, la migratoria y comercial que se tuvo con Estados Unidos, así como también repunta la figura de la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum que empieza a desarrollar con mucha confianza su liderazgo con decisiones propias.

La crisis, que pinta para ser una de las más graves de la historia de México, pasará algún día en próximos meses. El país deberá retomar rumbo, habrá muchos perdedores y algunos que saldrán fuertes, los escenarios se reconformarán. Este virus habrá de cambiar todo, la economía, la sociedad, la política y sus actores incluidos.

Abogado con maestría en Políticas Públicas. @maximilianogp

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