En estos días, ha resurgido en Washington una vieja idea: designar a algunos grupos criminales mexicanos como “organizaciones terroristas extranjeras”.

Hace un mes, dos miembros republicanos de la Cámara de Representantes, Chip Roy y Mark Green, enviaron una carta al secretario de Estado, Mike Pompeo, solicitando la inclusión de tres bandas criminales mexicanas en la lista de organizaciones terroristas extranjeras que mantiene el gobierno de Estados Unidos. Los grupos nominados por los legisladores son Los Metros (una facción del Cártel del Golfo), el Cártel de Jalisco Nueva Generación y el Cártel del Noreste (una de las múltiples bandas surgidas de los Zetas).

Normalmente, no habría que prestarle mucha atención a una solicitud de este tipo. En la última década se han registrado varias iniciativas similares. Por ejemplo, en 2011, el congresista republicano Michael McCaul presentó una propuesta legislativa para incluir en la lista de organizaciones terroristas extranjeras a múltiples bandas del narcotráfico (los Zetas, el Cártel de Sinaloa, el Cártel de Juárez, el Cártel del Golfo, etc.). El asunto no progresó.

En esta ocasión, sin embargo, la idea podría tener mayor tracción política. En una entrevista concedida al medio de ultraderecha Breitbart News, el presidente Donald Trump afirmó que estaba pensando “muy seriamente” en designar a algunos “cárteles” como organizaciones terroristas extranjeras. Como justificación, añadió lo siguiente: “México, desafortunadamente, ha perdido el control de los cárteles. México el año pasado tuvo 42 mil muertes-asesinatos. Es considerado uno de los países más inseguros del mundo.”

El dato estadístico es incorrecto (33 mil personas fueron asesinadas en México el año pasado), pero la intención puede ser real. Y eso debería preocuparnos.

¿Qué significa la designación de un grupo como organización terrorista extranjera? Poder utilizar en contra del grupo en cuestión todo el arsenal legal e institucional que utiliza el gobierno de Estados Unidos en el combate al terrorismo: entre otras cosas, la persecución de proveedores y clientes por "apoyo material al terrorismo", el congelamiento de una gama amplia de fondos e instrumentos financieros, restricciones migratorias a todos los miembros del grupo en cuestión y restricciones de viaje a muchos otros individuos. Asimismo, pondría al grupo específico no sólo en la mira de las agencias estadounidenses de persecución del delito (DEA, ICE, etc.), sino de toda la comunidad de inteligencia (CIA, NSA, etc.).

El instrumento es tan potente que, en diversos momentos, se ha discutido al interior del gobierno de México la posibilidad de solicitar a Estados Unidos la inclusión de una o varias bandas criminales en la lista de organizaciones terroristas extranjeras. Siempre se ha optado por no hacer la solicitud. Por varias razones, pero una ha sido decisiva: poner a grupos criminales mexicanos en la lista de marras significaría reforzar la narrativa de la ultraderecha estadounidense que describe a México como un estado fallido, trata al terrorismo y al narcotráfico como fenómenos gemelos, y utiliza esos argumentos para exigir el cierre de la frontera y la restricción de la migración.

Eso era cierto en el pasado y es cierto hoy. Con un detalle adicional de enorme peso: el presidente de Estados Unidos pertenece a la derecha nativista y tiene como tema central de agenda cerrar la frontera y frenar la migración.

En consecuencia, el gobierno de México debería hacer todo lo que esté a su alcance para evitar la designación de un grupo criminal mexicano como organización terrorista extranjera.

Y si Trump dice que está pensando seriamente en dar ese paso, la urgencia se impone.

alejandrohope@outlook.com.
@ahope71

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