Una de las más grandes responsabilidades, incluso me atrevería a decir que la más importante que tenemos todos como sociedad, es cuidar y proteger a nuestra niñez, a la niñez de México, lamentablemente los hechos ocurridos en días pasados ponen de manifiesto que la ola de violencia creciente en gran parte de nuestro país ha llegado a poner en riesgo a nuestros niños.

Esta situación ha conmocionado a la opinión pública nacional y nos ha unido a todos, pero principalmente a los jóvenes en un sentimiento de indignación y de urgencia; la violencia en nuestro país ya de por sí es complicada, cuando es de género lo es más y si se trata de la niñez estamos en muy serios problemas.

La sociedad está furiosa y no podría ser de otra manera, es un sentimiento que va más allá de las manifestaciones, de las marchas y de las protestas que vemos cada vez con mayor frecuencia en las calles, es el sentimiento que surge de la impotencia y de los temores que afectan la vida y limitan las libertades de millones de mujeres y niñas. Las elevadas cifras de violencia en algunos estados de nuestro país son muestra clara del fracaso en las estrategias nacionales para garantizar la seguridad de los ciudadanos y los sectores más vulnerables, como el de las mujeres y los niños, son los que el Estado tiene mayor obligación de proteger.

Las niñas, los niños, y los adolescentes, tienen derecho a ser felices, a tener una vida libre de violencia, a gozar plenamente de sus derechos, y todos estamos obligados a garantizarles protección y prevención frente a todo tipo de riesgo.

La violencia que estamos viviendo no conoce de fronteras, de clases sociales ni de ideologías políticas, nos afecta a todos como país y pone en riesgo nuestro futuro, pero estoy convencido de que los jóvenes de hoy, somos una generación que puede cambiar esta situación, somos los jóvenes los primeros en alzar la voz ante una situación de injusticia o de violencia, somos los jóvenes los primeros en manifestarnos ante lo que está mal, somos una generación de más de 30 millones de jóvenes que no permitiremos que la violencia en México siga avanzando y ponga en riesgo el futuro de nuestra niñez.

La solución a largo plazo no está en las cárceles ni en más policías, la solución a largo plazo tiene que empezar por los jóvenes, nosotros que pronto seremos padres y madres de familia, está en nosotros  recuperar el tejido social, los valores, recuperar ese sentimiento de solidaridad nacional, el reto está en organizarnos y juntos demostrar que somos millones de jóvenes que estamos en contra de la violencia, que queremos un México en paz.

La solución está en la juventud, los buenos somos más.

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