Inicia un nuevo año, el aguinaldo resultó insuficiente, no nos ganamos la lotería y, para colmo, hemos sobrecargado nuestras tarjetas de crédito.

En tanto la economía del país creció 2% en los últimos 35 años, el sector bancario se ha desarrollado a vertiginoso ritmo, privilegiado principalmente por el Banxico y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. A casi 29 años de la privatización bancaria, las enormes necesidades sociales prevalecen, incluso acrecentadas. El rendimiento sobre capital de algunos bancos globales en México llega al 24.9%, siendo su comparativo mundial 12.2%. El más evidente ejemplo es BBVA Bancomer que, de enero a septiembre de 2018, reportó una utilidad acumulada por 39 mil 224 millones de pesos, 14.2% más respecto al mismo periodo de 2017. Dicha utilidad significó 41% de los ingresos totales de la matriz española.

Financiarse con créditos bancarios y en específico con tarjetas de crédito es verse atrapado en una espiral perversa en que importante proporción de los pagos parciales son asignados a cubrir intereses. La brecha entre lo que los bancos cobran por intereses contra lo que pagan por depósitos e inversiones es abismal. En promedio, 30% de los ingresos totales de la banca nacional se generan por comisiones cobradas a clientes, en algunos bancos llegan a representar 39%.

De 2013 a 2018, la banca mexicana aumentó sus ingresos por comisiones en más del 53%. Existen comisiones por el uso de tarjetas de crédito, adquirir préstamos, expedir cheques y etc. Las comisiones y tarifas bancarias en México son hasta 30% superiores con respecto al nivel internacional.

Imprevistamente, el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, lanzó la iniciativa para regular las elevadas comisiones que cobran los bancos, proponiendo eliminar 17 de ellas: “Existe una desproporción en comisiones e intereses… son un abuso cercano a la usura”. Refiriéndose a los banqueros: “barones del dinero y acumuladores de riqueza que defienden sus intereses”.

Ante las enérgicas y costosas reacciones financieras, el presidente López Obrador ofreció no modificar, al menos durante los primeros 3 años del sexenio, el marco regulatorio de la banca e instituciones financieras.

Aun estando decididamente a favor de regular las comisiones bancarias —y de paso ajustar intereses cobrados— creemos que dicha iniciativa debe ser consensuada con los afectados. Tengamos presente que la forma es fondo.

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