Con la imagen ganadora del concurso para el logo de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y Alfonso Suárez del Real se vieron pésimamente asesorados porque, de las 804 posibilidades, el jurado calificador seleccionó un diseño y, peor aún, lo presentaron públicamente sin antes haber cotejado si correspondía o no a un probable plagio o conflicto gráfico.

Israel Hernández Ruiz Velasco, de la Universidad de Guadalajara, ganador del concurso, tal vez obró de buena fe; sin embargo, a pesar de su Licenciatura en Comunicación Gráfica, estudios de tipografía en el Instituto Cultural Cabañas; su primer y tercer lugar en el concurso de cartel “Invitemos a leer” (Conaculta 2002), entre otros, no corroboró que su diseño fuera original, y resultó que desde hacía nueve años el grupo de rock progresivo de Monterrey, Neural FX, usa la misma imagen.

El jurado que seleccionó el diseño también era impecable: Xavier Bermúdez, iniciador de la Bienal Internacional del Cartel en México y miembro del Consejo Internacional de Asociaciones de Diseño Gráfico; Anahí Campos Dueñas, licenciada en Diseño Gráfico por la UNAM; Cristóbal Henestrosa, profesor de Artes Plásticas y Diseño del INBA, miembro de la Association Typographique International; Rafael López Castro, ex director del departamento de diseño del Fondo de Cultura Económica y fundador de Ediciones El Ermitaño; Iván Mayorquín, ex fundador en Sinaloa del estudio de ilustración y diseño contemporáneo Buque, y Pictoline, empresa de ‘diseño de información’; Germán Montalvo, miembro de la Alianza Gráfica Internacional y con diversos galardones; Gabriela Rodríguez, miembro también de la Alianza Gráfica Internacional.

En su justificación gráfica, Ruiz Velasco señaló haberse basado en los cuatro barrios o puntos cardinales del sistema pictoglífico (Códice Mendocino) que usaron los mexicas para la fundación de Tenochtitlán. Dos clips color verde cruzados representando una “G” de gobierno, una “C” de ciudad, entrelazadas simbolizando el cruce de caminos y punto de encuentro, donde cuatro puntos encarnaban los puntos cardinales y la cuarta transformación. El verde representaba “un nuevo comienzo, desarrollo y equilibrio con el medio ambiente”. El diseño —aclaró— estuvo basado en el eslogan de campaña de Sheinbaum “Innovación y esperanza”.

“Pero no”, dice Antonio Morales Blumenkron, director de Noticias de la cadena radiofónica RASA: “A Claudia Sheinbaum le ganó el ego: Míralo bien y hay una ‘C’ de Claudia y una ‘S’ de Sheinbaum”.

Por lo pronto la banda Neural FX, al principio dijo que “analizarían el hecho y tomarán las medidas legales”, pero después de aprovechar la fama de este suceso ha dicho que no planea demandar; sin embargo, el escándalo habrá de seguir a la jefa de Gobierno en todo su mandato. Ella ha dicho que consultará al Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) para evitar controversias en torno a lo que será la imagen institucional de gobierno y los medios han señalado que el autor Israel Hernández, cuenta ya con los respectivos derechos de autor.

En el mundo, la historia de los plagios o “coincidencias” ha sido recurrentes: En 2012 el logotipo de la Feria de León (la feria que lo tiene todo) y la de Odessa eran lo mismo; o bien la de Brasil Telecom y la Expo 2020 de Tailandia; o la de Huatabampo, gobierno municipal 2012-2015 y las Olimpiadas Río 2016. Ni hablar de la “G” de ‘en Grande’ del gobierno de Eruviel Ávila Villegas en el Edomex que es el mismo de Girau Internacional.

Sencillo detectar plagios: en tineye (www.tineye.com) subes la imagen e inmediatamente descubres si hay otra parecida; también en ‘image search Google’ donde al arrastrar la foto al buscador o subiéndola con el botón de la cámara, pudieron evitarse la vergüenza.

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