Después de las 5 mesas temáticas realizadas en diferentes puntos del territorio nacional, vino la clausura de la XXII Asamblea Nacional priísta en el Palacio de los Deportes, evento que agrupó a poco más de 10 mil delegados y figuras fuertes del priísmo estatal y nacional. En un ambiente festivo —toque que caracteriza los eventos del Revolucionario Institucional— pudimos escuchar los discursos llenos de energía de Claudia Ruiz Massieu, Manlio Fabio Beltrones, Enrique Ochoa y, por supuesto, de nuestro presidente Enrique Peña Nieto.

Hoy, el PRI muestra un rostro nuevo, necesario para conservar la confianza de la gente y de sus 390 mil militantes. El PRI ha sabido entender bien eso: la necesidad de renovarse y de adecuarse a la realidad de México. Dentro de las cualidades del PRI —que, sin duda, marca una gran diferencia con las demás fuerzas políticas— es su capacidad para saber escuchar y agrupar a distintos sectores, todos con ideas distintas, pero que, sin duda, abonan y crean un instituto político fuerte, el más fuerte de México.

Asamblea Nacional del PRI supo mandar un mensaje contundente a las demás fuerzas políticas: el mensaje de la unión, unión que, en ocasiones, pudiera no ser la necesaria, pero estoy convencida de que, con miras a 2018, sabremos hacer bien las cosas y cerrar la brecha que nos separa; los favoritismos no abonan la construcción del país que los mexicanos merecen. Lograr un común acuerdo es la clave en las relaciones humanas, porque así lo hemos hecho y así lo seguiremos haciendo. En 2018 será necesario demostrarle a la gente que somos más los que estamos dispuestos a hacer las cosas bien.

Entre los puntos aprobados en Asamblea hay 3 que vale la pena resaltar: 1) Los futuros candidatos deberán presentar su declaración patrimonial, de impuestos y de posible conflicto de intereses, todo esto, antes del día de registro. 2) Se sancionará de manera oportuna a funcionarios que abusen de la confianza de la gente, no queremos más entidades con profundos daños a causa del mal manejo de recursos. 3) Se eliminó el candado que exigía 10 años de militancia para poder ser candidato a la Presidencia de la República, hecho que aclara un poco más el panorama.

Estoy segura de que sabremos elegir a la figura adecuada para ocupar el máximo cargo de nuestra nación; una figura que sepa hacer frente a demagogos y oportunistas, dedicados a descalificar el trabajo de los demás, y que sólo proponen escenarios inviables e ilusorios para nuestro país.

En la clausura de la XXII Asamblea, hizo falta una voz joven que brindara un discurso lleno de energía y esperanza. Debemos poner especial atención a este fenómeno: la poca participación de los jóvenes en temas que involucren política. En lo local, tenemos figuras jóvenes que han sabido hacer bien su trabajo, porque de eso se trata, de hacer bien las cosas, de poner el corazón en lo que hacemos, figuras como el diputado Hector Magaña y Paul Ospital, presidente del ICADEP, mi aprecio y reconocimiento hoy y siempre. Aún falta mucho por hacer y es a través de personajes jóvenes que debemos atraer a mas jóvenes. Estamos frente a un gran reto, conservar la confianza de la gente y hacer que las nuevas generaciones confíen en nosotros, si esto no se logra, corremos el riesgo de desaparecer como instituto político. ¿Y cómo hacer que la gente crea y siga creyendo en nosotros? Con trabajo, cercanía, sensibilidad, determinación, pero, sobre todo, con humildad.

Cierro estas líneas con una frase de la maestra Claudia Ruiz Massieu en su mensaje de clausura de la XXII Asamblea Nacional del PRI: “la verdadera fortaleza de un partido se revela cuando se mira al espejo y pone a prueba sus dinámicas internas”.

Diputada local por Partido Nueva Alianza

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