Entre las grandes limitantes del Estado mexicano para ejercer la aplicación de la ley en la mayor parte del territorio nacional, está la debilidad de su hacienda pública. Me refiero a la palabra hacienda comprendida de su origen: “obrar y poner por execución alguna cosa, y lo que dello resulta se llama hazienda” (ver Tesoro de la Lengua Castellana o Española de Sebastián de Covarrubias, 1611).

La aplicación de la ley va más allá de sólo brindarle seguridad a las personas y a su patrimonio o garantizar el cumplimiento de contratos. Comprende al hecho de que el Estado disponga de los medios intelectuales, materiales y financieros para proporcionarle a su población servicios públicos como eduación y salud, con los cuales esté en posibilidades de concretar los derechos sociales.

Andrés Manuel López Obrador llega a la presidencia de la República con una legitimidad del voto no observada en nuestra historia y una acumulación de poder político que no se había visto ni con el partido hegemónico del siglo XX. No obstante esta fortaleza, llega con los márgenes presupuestarios más estrechos de los últimos 37 años. AMLO sí dispone y sus antecesores desearían tener es el apoyo popular para sacar de su precariedad a la hacienda pública. Él sí lo puede hacer porque, independientemente de que se esté de acuerdo o no con sus nuevos programas sociales, logró cambiar la percepción de la población. A diferencia principalmente de su antecesor, la población percibe que él sí hará un mejor uso de los recursos públicos, de ahí su énfasis de cada mañana de que él sí se está enfrentando a la corrupción y a la inseguridad, y que empezando por él, las medidas de austeridad sí son mediáticamente visibles. No más avión presidencial, adiós a Los Pinos, venta de vehículos, reducción a la remuneración de los altos mandos del servicio público.

El primer informe de resultados de las finanzas públicas de enero de 2019 le recuerda a AMLO nuevamente que la hacienda pública es frágil y precaria: los buenos resultados de las finanzas públicas en relación con lo programado fueron patrocinados por los consumidores de combustibles automotrices.

Ya tiene el apoyo popular, ahora va a ser cuestión de tiempo para construir la reforma más importante de la hacienda pública desde que se introdujo el IVA y se desaparecieron más de 400 impuestos estatales y municipales que frenaban el desarrollo económico del país.

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