La reforma que se cocina en el Congreso al artículo 19 de la Constitución, que determina prisión preventiva para aquellas personas acusadas de extracción, posesión y robo de hidrocarburo, volverá a llenar nuestras cárceles de personas en situación de vulnerabilidad.

Ante la corrupción y falta de profesionalización en el sistema de procuración e impartición de justicia, la constante es que aquellos que no tienen dinero para pagar un buen abogado o para navegar en el torcido sistema, terminan tras las rejas, sean o no culpables.

Pedro tiene 31 años y lleva 5 en prisión. Es de Chiapas.

A los 24 años conoció a su esposa y ante la llegada de su primer hijo la carga económica aumentó. Un amigo le dijo que en Puebla podía conseguir un trabajo donde me pagaran hasta 4 mil o 5 mil pesos al mes. La misión de encontrar un trabajo que pagara de forma más digna se volvió su pesadilla más grande.

“Cuando vi que solicitaban velador para una fábrica de bloques de cemento me acerqué a preguntar. Realmente fue muy rápido como pasó todo. Un señor me explicó que debía trabajar de 9 de la noche a 7 de la mañana, me enseñó un cuartito de vigilancia y me explicó que, en caso de que tuviera frío, podía descansar en una camioneta abandonada que tenía estacionada. Me ofreció un taco y no lo volví a ver”, narra. “No habían pasado ni tres horas cuando empecé a ver movimiento de policías. Apenas a unas horas de haber llegado estaba siendo arrestado”.

Arrestado y un tanto golpeado expresaba que no sabía de qué se trataba. “Te vamos a enseñar de qué se trata para que veas cómo te vas a refundir en la cárcel”, le gritaba un oficial. Atrás de la fachada de lo que parecía una fábrica donde hacen bloques de cemento había una toma clandestina de hidrocarburo. En ese momento conocería a sus coacusados y sus sueños de encontrar trabajo y mandar dinero a su familia tomaron un giro de 180 grados.

Pedro hoy cumple una sentencia de 8 años y la relación con su familia es solo telefónica. Urge generar políticas públicas que protejan a los más vulnerables. Llenar las cárceles no solucionará la descomposición social, al contrario, traerá problemas mayores. Estamos destruyendo familias y dejando menores de edad sin sus padres. Mientras la corrupción e impunidad rijan el sistema de justicia, estaremos muy lejos de terminar con la delincuencia.

Directora de Reinserta

Google News