Los profesores de Harvard Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, en su libro Cómo mueren las democracias (How Democracies Die), señalan que un líder político peligroso y que puede acabar con la democracia en su país es aquél que al menos presenta alguno de los siguientes cuatro puntos:

1.- El líder muestra sólo un débil compromiso con las reglas democráticas.

2.- El líder niega la legitimidad de los oponentes.

3.- El líder tolera la violencia.

4.- El líder muestra cierta debilidad por restringir o frenar las libertades de los civiles o de los medios de comunicación.

Me parece que la responsabilidad cívica, la inteligencia y hasta el instinto de supervivencia nos obligan a evaluar a los distintos candidatos —sobre todo a quienes aspiran a ser Presidente de la República— tomando en cuenta los cuatro puntos señalados. Antes de votar nos debemos preguntar: ¿Nuestro candidato es un auténtico demócrata?

Para encontrar una respuesta correcta habremos de observar y considerar las trayectorias y posicionamientos asumidos por los candidatos desde el inicio de sus carreras y no únicamente sus discursos o posicionamientos vertidos durante esta precampaña electoral. En los momentos difíciles se caen las máscaras y aflora la naturaleza real de las personas, por ello es necesario valorar cómo reaccionaron en dichos momentos los candidatos; evaluar si cayeron o no en alguno de los cuatro puntos antes señalados.

Si la respuesta es no, adelante. Pero si la respuesta es sí, pues más nos valdría repensar si otorgamos nuestro voto a ese candidato. La experiencia mundial nos señala que cuando un líder es autoritario y muestra poco respeto por las reglas democráticas, deslegitima a sus adversarios, permite la violencia o simplemente no la rechaza y busca limitar o denostar libertades, como lo es la libertad de prensa, termina dañando tremendamente a su país. Un ejemplo de ello es Venezuela, un país que, harto de los excesos de algunos de sus gobernantes, escuchó el canto de un populista, no lo evaluó seriamente y, sin darse cuenta de que era una persona autoritaria, la mayoría lo apoyó con tal de “sacar del gobierno a quienes consideraba corruptos” y lo erigió en Presidente. Hoy Venezuela está peor que nunca.

Fuente de los Deseos. Ojalá todos evaluemos a conciencia por quién votaremos y lo hagamos analizando sus trayectorias más que por sus promesas. Ojalá recordemos que el candidato que nos sonríe hoy mañana nos pudiera poner la bota en el pescuezo.

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