Una semana de clásico que fue muy corta y dolorosa, días en que la pasión y rivalidad que se tiene en estos partidos, fue demostrada de sobra por la gran afición queretana. Muestra evidente de esto, fue la presencia de cientos de aficionados en el Cegar, brindando su apoyo total y reafirmando la importancia de este partido; en el equipo —sin generalizar— al parecer a algunos esto no les quedó claro.

Al margen de la pasión con la que siempre vivimos estos enfrentamientos, en la cancha, fue un partido parejo y gris, vimos una vez más un planteamiento sin modificaciones y muy predecible. Una zaga con los ya acostumbrados errores en una u otra zona, una media cancha que brilla por su ausencia y un ataque que desde hace ya varias semanas genera muy pocas oportunidades de verdadero peligro en el arco rival.

Sin salvarse ninguno de los 16 elementos que participaron, equivocaciones, poco futbol y falta de actitud y contundencia es el resumen, otra vez, del octavo traspié del torneo.

Con esta derrota, la escuadra plumífera continúa en caída libre, una pésima racha que se extiende y no encuentra un triunfo desde el 3 de septiembre; tres triunfos y un empate en casa, y solamente dos unidades obtenidas en ocho encuentros como visitante, dan como resultado tan solo doce puntos de 42 disputados, que los colocan al término de esta jornada en el penúltimo lugar de la tabla. Si bien matemáticamente aún existen posibilidades reales de encontrar un sitio en la mediocre zona de repechaje, de no darse un verdadero cambio en las últimas tres fechas, en lo deportivo, táctico y mental, difícilmente se podrá conseguir. Veremos si esto comienza a suceder el próximo sábado, cuando recibamos a Necaxa.

La Frase. “Odio perder y eso te da una determinación extra para trabajar más duro”, Wayne Rooney.

Twitter: @jc_aranaz

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