La legalización del consumo recreativo de la marihuana es inminente, el Senado de la República ya aprobó el dictamen correspondiente y la aprobación en Cámara de Diputados será un mero trámite.

Las intenciones de dicha legalización son muy loables. Entre ellas destacan la de respetar el derecho humano al desarrollo de la libre personalidad de los fumadores adultos y desde luego la de disminuir los índices de violencia.

En derechos humanos es importante tener presente que tienen un límite y es el derecho de los demás. Desgraciadamente y dadas las circunstancias —culturales, institucionales, etc.— la legalización va a provocar en los menores una disminución en la percepción de riesgo en el consumo de drogas y además hará que sean aún más accesibles (basta observar que el consumo de drogas legales es muy superior al consumo de drogas ilegales). Lo anterior ocasionará que sean cada vez más los menores consumiendo marihuana y después otras drogas (esto lo observamos quienes estamos en la calle enfrentando esta realidad).

En lo que toca a la violencia, lamentablemente la realidad será otra. Los grupos criminales no van a desaparecer y la muy violenta lucha armada que se da entre ellos por el control de los territorios tampoco. Tengamos presente que en los territorios, léase “las plazas”, ocurren de manera simultánea una gran cantidad de actividades delictivas; narcotráfico, secuestros, extorsiones, prostitución y trata de personas, robo de vehículos, etc., etc., les aportan una gran cantidad de dinero y lo que dejen de ganar con una lo recuperarán con otra.

Aunado a lo anterior tenemos que el número de consumidores de todo tipo crecerá. Veremos más usuarios experimentales y ocasionales adultos cuyo consumo no conlleva un mayor daño a su salud y también veremos más usuarios ya problemáticos y adictivos.

Entre las consecuencias de lo anterior tenemos que también se incrementará la delincuencia menor. Hoy en Querétaro al menos siete de cada diez de estos delitos los comete una persona con consumo problemático o adictivo).

Pareciera que las y los senadores desconocen que la violencia por consumo de drogas tiene muchas caras que si bien son difusas y hasta ocultas, provocan un daño mucho mayor que el daño que ocasiona el enfrentamiento entre grupos criminales.

Fuente de los Deseos: Ojalá los legisladores amplíen su visión y vean el panorama completo y tal cual es. Ojalá rechacen la legalización.

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