Otra jornada triple sin que algún equipo gane los nueve puntos en disputa. Los más cercanos fueron Necaxa y Pachuca, que sumaron siete, mientras que la miseria numérica recayó en Monterrey y Atlas, que solamente pudieron ganar una unidad de las nueve.

Pero la mención especial la merecen Cruz Azul y Chivas, dos equipos extremadamente confundidos que no encuentran el rumbo para ganar, mucho menos para convencer, y cada jornada suman decepciones, no puntos. Ambos lograron solamente dos unidades de las nueve, una raquítica y preocupante cosecha cuando se trata de no volver a fracasar, como lo hicieron en el torneo anterior.

Dos clubes que viven un paralelismo. Ambos sin refuerzos, porque los que llegaron para este torneo no han servido para maldita la cosa; la misma presión para llegar a ganar el campeonato, aunque lo de Cruz Azul es distinto, porque —pese a la mediocridad que lleva Chivas mostrando en muchos años— han dado una satisfacción al ganar recientemente el Clausura 2017.

Cruz Azul está en terapia intensiva y Chivas en fase terminal. Los primeros en el lugar 15 de la tabla, los segundos en el 16. Pedro Caixinha nunca ha ganado en el estadio Azul, ni cuando era entrenador de Santos. La que ahora es su casa tiene una maldición para él. Mismo caso en Chivas, que han ganado solamente uno de los últimos 13 partidos en su estadio.

Pero pese a estos infames números, ambos equipos tienen opciones de clasificar a la Liguilla, hecho que debería ser lejano si en el torneo mexicano se privilegiara la competitivad y no fomentara la mediocridad. Están preocupados, y todos grillan, por la idea de quitar el ascenso y el descenso, y nadie habla de lo importante del futbol mexicano: mientras exista un torneo de 18 equipos, donde ocho vayan a la Liguilla por el título, seguiremos viendo clubes grises que pueden tener una racha positiva al final del torneo y entrar a disputar el título. Hoy, pese a todo, Cruz Azul está a cuatro puntos de distancia de la Liguilla; Chivas está a seis.

Pero la proyección que entrega una jornada triple es un buen parámetro, porque es inconcebible que dos planteles que aspiran a ser protagonistas estén tan lejanos, no pudiendo ganar en tres oportunidades durante una semana. Son, hasta ahora, las grandes decepciones del torneo.

Matías Almeyda no descifra, no sabe qué hacer. Cambios de un partido a otro, tienen la posesión y cuando se debe acabar con el rival, siempre fallan. Es la historia del Guadalajara, no solamente de este torneo, sino de muchas semanas atrás, donde sus “visionarios” directivos hicieron todo lo posible para no reforzarlo en las zonas donde realmente eran necesarios jugadores, y no solamente eso, sino que dejaron salir de la institución a futbolistas que en otros equipos brillan, como José Juan Vázquez, con Santos Laguna.

La soberbia los está acabando. Dos equipos extremadamente populares que tienen a sus aficiones en una depresión constante.

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