Verdades a medias son lo mismo que mentiras a medias.

Una falta de claridad absoluta ante sus aficionados, de parte de dos directivas y en solamente un par de días.

Primeramente, Cruz Azul que por medio de un escueto comunicado informa que despidió a Pedro Caixinha, sin explicaciones, sin profundizar, vaya, sin decir la verdad. Claro que un equipo debe dar explicaciones a quienes los mantienen, aunque sea un ente privado que puede hacer lo que se le pegue la gana, no entienden que se deben a sus aficionados, los que merecen  respeto.

Después, en San Luis se manejó el despido de Luis Alfonso Sosa con demasiadas ambigüedades por parte de la directiva. Al darse cuenta que la decisión fue una reverenda estupidez y que la mayoría de los medios de comunicación calificó como un craso error, bueno no todos, miembros de la prensa amiga del San Luis avalaron el despido injustificado de quien los llevó de regreso a la Primera División...

Es decir, al verse inmersos en descalificaciones inmediatas en redes sociales,  apareció el presidente en conferencia de prensa ofendido porque Sosa  insultó a su persona (sic) y a los jugadores; en realidad no dijo nada, solo una ambigüedad terrible. ¿Qué insultos? ¿Qué les dijo y a quiénes? ¿Ofendidos? o más bien, intereses económicos movieron a Sosa de su puesto.

Alberto Marrero, presidente del Atlético de San Luis, salió a dar la cara dos minutos en los que no permitió preguntas, solo fue un boletín de prensa humano. Horas después a este anuncio trascendió que utilizó a una reportera local para filtrar a algunos medios la versión de los insultos de Poncho Sosa y convertirse  en la víctima de la historia. Quienes  conocen a Sosa, quienes realmente “reportearon” el tema, saben que la razón fue que no se dejó ningunear y que no aceptaba que le impusieran para alinear a algunos futbolistas, como  Ricardo Centurión, una contratación realmente injustificada. El argentino ha participado en cinco partidos, dos como titular y acumula 187 minutos de los 630 que lleva jugado San Luis, cero goles. Otro caso fue con el portero Axel Werner, quien en la liga no era considerado por Sosa y lo puso a jugar en Copa y sigue con Carlos Felipe Rodríguez, un estupendo portero.

En Madrid, en las oficinas de Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil Marín deben estar esperando conocer a fondo qué insultos tan graves llevan a una directiva a despedir a un entrenador de esa forma, y qué clase de entrenador para la historia reciente de San Luis. Marrero en su mandato contrató a José Francisco Molina, entrenador español que llevó al caos al equipo, llevándolo a los últimos lugares del porcentaje y con riesgo de descender a Segunda División, que para términos prácticos sería la tercera en México.

Cuando todo estaba perdido llegó Poncho Sosa, los levantó, los sacó del problema porcentual y los llevó a ascender. Es decir, un equipo que estuvo de perder su categoría y valor de franquicia a cero, lo ha llevado a tener un costo de más de 50 millones de dólares. Insisto, debió ser un insulto gravísimo para despedirlo de esta manera de muy baja categoría.

@gvlo2008
gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx

 

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