Las patadas futboleras bajan la presión de las patadas políticas, pasando aquellas a compartir los temas dominantes en el medio político. En las redes sociales se dividen ambos temas. El deporte de las patadas vino a relajar un poco la tensión entre los beligerantes miembros de los grupos que apoyan a sus candidatos. Sin embargo, el tema trascendente debe seguir siendo el proceso electoral y los candidatos a la Presidencia de la República, como al Congreso de la Unión, dado el impacto que generará el resultado en la vida nacional de 130 millones de mexicanos a partir del 1 de julio.

Las patadas políticas se endurecieron a consecuencia del tercer debate presidencial. AMLO terminó por demostrar que las soluciones a los grandes problemas nacionales se resolverían atacando a la corrupción; eso le traerá miles de millones de pesos para atender cualquier situación, desde pagar sus obsequios en becas, como para construir refinerías y terminar con el problema de la extracción del petróleo y gas, para pasar a la ansiada autosuficiencia en gasolina. Los memes no dejaron pasar el tema y lo llevaron a la selección mexicana como la solución para llegar al triunfo internacional: terminar con la corrupción. En la reyerta de las acusaciones, Meade terminó por asestar un duro golpe a López al relacionar a uno de sus colaboradores más cercanos con el tema de la corrupción y estar íntimamente ligado al asunto de Odebrecht. Por supuesto que el acusado sólo atinó a justificar el ataque como “guerra sucia”.

Ricardo Anaya Cortés volvió a caer en el tema de la corrupción y fue denunciado por su compañero Ernesto Cordero Arroyo para que la PGR sea la que ponga fin al asunto de la participación de Anaya con los hermanos Barreiro en aquello del lavado de dinero. El tema volvió al tercer debate, demostrando Ricardo que para él es más importante resolver sus problemas personales que atender los proyectos nacionales: propone castigar al Presidente de la República y a su contrincante José Antonio Meade, creando una fiscalía especial para que los investigue por corrupción. Eso es uso faccioso de las instituciones para resolver asuntos personales, y en un gobernante es peligroso; cualquiera estaría sujeto a la ira del Presidente cuando fuese criticado. Es la primera ocasión en la historia de México que un candidato a la Presidencia, en el inter del proceso electoral, sea denunciado por el Presidente del Senado de la República para ser investigado y castigado por delitos federales. La desesperación del aspirante llegó a tanto que utiliza los promocionales políticos para su defensa. ¿Qué hacer con un candidato a quien se le relaciona con ilícitos y al que además la ira domina? No merece la menor oportunidad de ganar la elección.

José Antonio Meade, reconocido por propios y extraños como el mejor del tercer debate, demostró dominio y conocimiento de los temas que fueron propuestos por los activistas de las redes sociales. Los indecisos ya tienen los suficientes elementos para decidir por quién votar: si se trata de un sufragio razonado, sin lugar a dudas sería a favor de Meade. Las tendencias se mantienen con el crecimiento de la aceptación en los votantes de José Antonio. La mayoría de los analistas han coincidido en darle la mejor calificación, y ha remontado a pesar de que sus contendientes tenían varios años en una frenética campaña por la Presidencia, de ahí que se posicionaran en el ánimo popular con mayor anticipación. Meade ha cargado con la pesada losa que significa arrastrar el descrédito de corrupción de varios priístas encumbrados en el poder; cargar con culpas ajenas no ha sido fácil, y aun así viene remontando el marcador. Casi termina el encuentro. Menos de 15 días para aquellos que no han decidido por quién votar y tomen razonada decisión ¡Nadie debe darse el lujo de jugar con el futuro de México y los mexicanos!

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