Más que perder la imagen tan exitosa que había dado México en el regreso de los eventos deportivos de alto impacto, la cancelación del partido de Lunes por la Noche en el Estadio Azteca tiene una terrible implicación económica. La NFL tiene una derrama económica significativa para la Ciudad de México. Por ahí de los mil millones de pesos, los cuales se han tirado a la basura para prestadores de servicios turísticos, restaurantes, hoteles, líneas aéreas y todo lo que representa recibir a estos equipos de futbol americano.

Nada más en el partido del año pasado entre los Patriots y  Raiders se estima que vinieron a la CDMX 33 mil visitantes, tanto del extranjero como del interior de la República, una cifra nada despreciable y que solamente el GP de la Fórmula Uno lo supera.

La NFL  no solamente evidenció a los directivos del Estadio Azteca, empecinados en mantener lo que nació podrido y su negación para el cambio del césped en el momento adecuado. La Asociación de Futbolistas de la NFL le da el ejemplo a la Asociación Mexicana de Futbolistas de cómo proteger a sus agremiados, aunque haya muchos que aseguraron que han tomado de pretexto el campo para no venir a México, algo que es ridículo y sin bases, porque atrás hay muchas obligaciones jurídicas, muchas penas contractuales, que no  podrían poner en riesgo por un capricho de un equipo profesional; esto habría que descartarlo a menos de que hubiera una prueba por parte de quienes afirman tal aberración.

¿Por qué Cruz Azul y América siguen jugando en ese campo cuando saben, aunque no lo reconozca más que Pedro Caixinha, que ese estadio tiene un terreno de juego peligroso? Ya lo decíamos hace un par de días en este espacio, este fue el último clavo en el ataúd de un estadio que se empeñaron en matar, porque es obsoleto y ahora ni con cancha para jugar de manera profesional. El Estadio Azteca se ha convertido en el lugar de todos. Se entiende que haya conciertos para darle una economía sana, pero no se puede entender partidos de futbol entre ejecutivos de empresas y mucho menos las finales de ligas infantiles a las que acuden miles de niños a este otrora pasto sagrado.

Y aunque este no fue el problema en realidad, la administración anterior era extremadamente celosa para lo que se llevaba a cabo en el Azteca, y ahora está totalmente prostituido.

Está  claro que este grupo que contrataron para la instalación del nuevo pasto no ha hecho más que timar con conceptos mentirosos y afirmaciones sesgadas sobre la realidad. Sumando a esto, el comunicado risible del estadio en el que no reconoce su error y lanza la responsabilidad de la tomada de pelo a la “inusual y larga temporada de lluvias”, cuando todos sabemos que eso es una patraña.

Claro que las empresas privadas pueden tomar las decisiones que se les pegue su reverenda gana, como en el caso del Azteca, como también tiene derecho y no es ningún insulto al país, que la NFL tome estas decisiones, que deberían de ser extensivas al futbol mexicano, porque digan lo que digan, con una cancha en estas condiciones, los futbolistas de América, Cruz Azul y sus rivales, están en riesgo de una lesión.

@gvlo2008
gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx

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