En La insoportable levedad del ser, novela representativa de Milan Kundera, extraordinario autor checoslovaco, se describe una historia de amor de dos parejas, en las que, obvio, hay pasiones, celos, sexo, traiciones pero sobe todo debilidades y paradojas de la vida ordinaria. Esta obra me permite hacer un parangón con lo que nos sucede en la vida diaria de nuestra ciudad con las torrenciales lluvias caídas en los recientes días.
Hoy gobierna el municipio de Querétaro un ciudadano de estirpe priísta, Roberto Loyola Vera, después de quince años de administraciones panistas, y en las redes sociales lo han culpado de los desastres causados por las lluvias en diversas localidades de la ciudad, no obstante los diversos llamados preventivos a tomar las precauciones necesarias: no sacar la basura, evitar circular por la ciudad si no hay necesidad de ello, etcétera, que se han formulado oportunamente a la población.
Obvio es que los habitantes de la ciudad también debemos poner de nuestra parte para coadyuvar en la solución de esta problema climático, como habrá de suceder también en el plano ambiental, en un futuro cuando ya sea una realidad la contaminación.
Para los queretanos nacidos en esta ciudad en el siglo pasado, las torrenciales lluvias no son novedad, siempre ha habido años intermitentes de caudalosos aguaceros baste recordar la lluvia de octubre de 1986 que inundó toda la ciudad y puntos circunvecinos, así como también grandes temporadas de sequías; lo que resulta altamente preocupante es que en que las administraciones pasadas no se hayan llevado a cabo acciones necesarias para corregir tales desastres y, por el contrario, sin la planeación adecuada ni los estudios técnicos necesarios se concedieron excesivos permisos de uso de suelo para nuevas colonias, se permitieron cambios de suelos rurales a urbanos sin ninguna necesidad, más que en una situación numismática. Y ahora resulta que todo es culpa de la actual administración. Vaya que muy pronto se esta politizando a un viejo problema sin que en quince años de administración panista se le haya atendido.
De ahí que este tema me hiciera recordar la novela señalada en el primer párrafo, ya que en que en el escenario político local los dos partidos políticos preponderantes (palabra de moda en telecomunicaciones) PAN y PRI, están como las dos parejas descritas por Kundera con las diversas pasiones: celos, traiciones, debilidades y paradojas con miras en el siguiente proceso electoral.
Obvio es que la ciudadanía, y en concreto los electores y las élites interesadas en las próximas elecciones habrán de sopesar, en su oportunidad, la actuación de las diversas administraciones panistas y priístas, pero seguramente al instantáneo momento de enfrentarse con la boleta electoral ya no se acordaran de los abundantes aguaceros, ni de tantos otros problemas que se suceden en la ciudad, sino de lo que les dicte su conciencia y razón en ese breve lapso de tiempo que se tiene para votar; en suma, creo que la levedad será el signo característico de la decisión electoral del 2015.
Apostilla: Pueden prohibirme seguir mi camino, pueden intentar forzar mi voluntad, pero no pueden impedirme que, en el fondo de mi alma, elija a una o a otra. Henrik Ibsen. (Dramaturgo noruego).
Maestro en la Facultad de Derecho de la UAQ