Hace un par de semanas, escribí en este espacio sobre la guerra de cifras de homicidios, librada entre la Presidencia y el diario Reforma. En esa columna, llamaba a que todos nos ciñéramos a las cifras oficiales y advertía lo siguiente: “Si el gobierno persiste en mantener una tercera serie, se va a generar un carnaval de números y va a ser imposible tener una conversación racional y fructífera sobre la violencia homicida”.

Bueno, pues el gobierno ha persistido. Mantiene no una, sino dos series datos sobre homicidios, distintas a las que producen el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) y el INEGI.

Y sí, está generando un carnaval de números que hace imposible saber que está pasando.

Por una parte, el equipo de seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador produce un “reporte diario de homicidios dolosos generados por un equipo interdisciplinario constituido por la SSPC, Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Secretaría de Marina (Semar) y la Procuraduría General de la República (PGR)”. La información se sube todos los días a un sitio de internet (http://www.informeseguridad.cns.gob.mx) y es, según los administradores de la serie de datos, “solo para fines de carácter táctico/estratégico”.

En segundo lugar, en el mismo sitio, puede uno encontrar un “Reporte diario de homicidios dolosos reportados por fuentes abiertas de todo el país por la Mesa de Análisis de Medios”.

¿Y tiene algo de malo tener dos fuentes alternativas de datos? No en principio, pero si dos series que supuestamente siguen un mismo fenómeno empiezan a arrojar resultados radicalmente discordantes entre sí, tal vez sería buena idea revisar las cifras.

En la serie institucional hay datos desde el 5 de diciembre, mientras que en la de fuentes abiertas sólo se tienen datos desde el primero de enero. Es posible por tanto comparar directamente ambas series en 16 días.
Puesto que provienen de fuentes distintas, no es raro que no empaten del todo los números de ambas series. Pero, en principio, deberían de mostrar tendencias más o menos similares. No es el caso. En la serie institucional, los homicidios disminuyeron 17% entre el primero y el 16 de enero, mientras que, en los datos de fuente abierta, crecieron 26% en el mismo periodo.

Por otra parte, al comparar una serie con datos oficiales de homicidios con otra que proviene de medios, sería de esperarse que apareciese uno de los dos siguientes patrones: 1) al tener mayor capacidad para obtener información, las instituciones públicas deberían de reportar datos consistentemente mayores que los de fuentes abiertas, o b) al tener mayor capacidad para filtrar y validar información sobre homicidios, los datos “oficiales” deberían de ser consistentemente menores que los de fuentes abiertas.

Ninguno de esos patrones es visible. En la mitad de los días, se reportan más homicidios en la serie institucional que en la serie de medios. En el resto, pasa lo contrario. Además, las diferencias pueden ser muy grandes: por ejemplo, el seis de enero, la serie institucional reportó 92 homicidios contra 66 en la de fuentes abiertas. En cambio, el 15 de enero, la serie institucional mostraba un total diario de 55 homicidios contra 89 en la de fuentes abiertas.

Conclusión: estos datos dicen poco y confunden mucho. No permiten dilucidar la tendencia, ni saber con un margen mínimo de precisión el número diario de homicidios. Si están tomando decisiones de “carácter táctico/estratégico” con esto, ojalá Dios nos agarre confesados.

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