Algo muy recurrente en el ámbito de los negocios y las finanzas son las empresas familiares, uno de los modelos que tiene mayor presencia en países emergentes como el nuestro y que se define a partir de la iniciativa de una persona para establecer una empresa, muchas veces poniendo en juego su patrimonio y que por necesidad o conveniencia, requiere de la participación de miembros de una familia para su operación y desarrollo cotidianos en el transcurso del tiempo, sea corto, mediano o largo plazo. Según algunos estudios, la gran mayoría de las empresas en México son negocios familiares, se habla de que cerca del 90 por ciento de las mismas lo son. Menos de una tercera parte sobrevive la primera generación y apenas, por encima de una décima parte llegan a una tercera.

Es normal entender que las empresas, como lo seres humanos, tienen un proceso natural de nacimiento, crecimiento y muerte. Sin embargo, están vinculadas a una serie de procesos donde las tareas y las decisiones conllevan una enorme carga emocional que propician consecuencias de daños o beneficios colaterales, pero que sin duda alguna hacen mucho más complejo el quehacer cotidiano al vincular en ellas a familiares cercanos. Para quienes hemos vivido en el transcurso de la vida experiencias de este tipo, sabemos qué tan importante y trascendente resulta encontrar la manera de lograr separar ese factor emocional cuando de tomar decisiones se trata. Cuando las cosas marchan normal y saludables, parece que absolutamente todo es miel sobre hojuelas, pero cuando van evolucionando y las condiciones del entorno se modifican por esa dinámica de todo aquello que son factores fuera del control de una empresa y de quienes la conforman y operan, es entonces que surge la necesidad de tomar esas decisiones que afectan a sus miembros.

Por otro lado, la evolución y dinámica de todo aquello que tiene que ver con los negocios se ha ido dando a una mayor velocidad en los tiempos actuales que antaño y ello propicia, como parte de la propia naturaleza humana, los choques generacionales, consecuencia de las diferencias de edades y personalidades, influyendo mucho más allá de lo que imaginamos. Cabe mencionar también que el tiempo de vida de la gran mayoría de productos y satisfactores, en las generaciones inmediatas que nos han antecedido eran distintos, pues no requerían grandes cambios en periodos mayores de tiempo, lo que en la actualidad es muy diferente en muchos ámbitos, porque a pesar de  que los aspectos fundamentales de los conceptos de ventas, costos y utilidades, que son prácticamente los mismos desde los orígenes de las actividades de producción y comercio con el uso del dinero como forma de intercambio, muchas otras cosas cambian en periodos verdaderamente cortos y aquella larga vigencia que abonaba mucho en la fortaleza propia de quien o quienes encabezaban una empresa familiar, cada día se va reduciendo. Su conocimiento y experiencia les sostenía el nivel de autoridad de una manera más elemental. Hoy día, la evolución y la competencia colocan a  las empresas en una dinámica donde hay que mantenerse al día en todo aquello que influye en el mercado de un producto.

El uso de nuevas tecnologías de producción, promoción y comercialización entre muchas otras, hace que las ideas entre familiares con edades diferentes, se confronten con mayor facilidad.

La solución más probada para apoyar a las empresas que han logrado crecer, gracias al talento de uno o varios miembros de la familia, es el considerar el proceso de institucionalización y creación de esquemas de gobierno corporativo. Tener claros los propósitos y en especial la visión de la empresa en el tiempo. Ello se da cuando se suman personas que con conocimiento y capacidad, se mantienen al margen de las emociones y sentimientos que vinculan a los miembros de una familia y orientan sobre todas las decisiones que sirvan, al tener una óptica diferente a los aquellos intereses estrictamente familiares que tarde o temprano afectan a la propia empresa en el tiempo.

La modernización y la institucionalización de empresas, son sin duda herramientas para fortalecer no solamente 
a las mismas, sino también hay muchas otras familias que dependen de ellas y que, con mejores empleos, coadyuvan a que en nuestro país en lo general y en nuestra entidad y sus ciudades en lo particular, puedan leer, ver y escuchar mejores noticias y calidad de vida para quienes habitamos este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

Twitter: @GerardoProal

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