E stimados lectores, hoy hablaremos sobre el efecto que tienen las emociones en el cuerpo, las cuales se manifiestan desde un aspecto biológico (la parte más ancestral y animal en nosotros), un aspecto emocional (cuando no son expresadas adecuadamente), y un aspecto transgeneracional (cuando repetimos enfermedades o síntomas por lealtad a nuestro sistema familiar o porque  manifestamos situaciones no resueltas del mismo).

Existen dos corrientes que se han especializado con mucho éxito al manejo terapeútico de síntomas y enfermedades que son la Biodescodificación original de enfermedades del Dr. Hammer, así como la Bioneuroemoción  de Enric Corbera, quien incorporó la parte espiritual a través de “Un Curso de Milagros (UCDM) a la Biodescodificación”, pero analicemos en qué consisten estas técnicas que han cobrado tanta importancia en la actualidad.

Más que una terapia son un acompañamiento para el paciente, en el que pueden  comprender como los factores psicológicos influyen en sus enfermedades, entendiendo a éstas como algo que se manifiesta en el cuerpo, porque hay algo que la persona no quiere o no puede ver, pero que tiene un sentido biológico,  afectivo y/o transgeneracional (ancestros).

En cuanto al aspecto emocional de un síntoma, busca el bloqueo sufrido a causa de un evento que puede ser traumático, dramático o totalmente inesperado, y que se vive en soledad, como un choque biológico que  no tiene expresión por parte de la persona.

Al quedar bloqueada esa emoción, ese impacto trágico que no hemos podido gestionar busca expresarse a través del cuerpo.

En cuanto a lo transgeneracional, determinados comportamientos inconscientes se transmiten de generación en generación e impiden a la persona auto-realizarse, ya que manifiesta algo que sus antepasados no resolvieron, se guardó como un secreto o se repite de generación en generación.

Representan una forma complementaria y no invasiva para tratar a los síntomas y enfermedades, cuya propuesta es conocer el conflicto asociado a los ellos. Tienen como objetivo conocer el mecanismo de codificación de las enfermedades  que manifiesta el cuerpo.

Esto se debe a que nuestro cerebro no distingue entre lo real, simbólico, virtual o imaginario, por lo que la persona puede darse cuenta del “para qué” de su síntoma y conectar con todas las experiencias vividas.

Estas técnicas tienen como objetivo ayudar a la persona a encontrar el momento en el que se programó el Bioshock asociado al síntoma, patología o trastorno por el que consulta. La información que la persona tiene almacenada en su cuerpo es valiosa para poder elaborar la hipótesis biológica y poder acompañar al paciente a traspasar el dolor que quedó almacenado, sanando y liberándolo de las cargas. Es sólo cuando el paciente libera las historias inconclusas que el síntoma no tiene ya razón de ser.

La descodificación se origina a partir de la ciencia basada en la teoría del Dr. Hamer sobre las leyes biológicas. Él propone la correlación entre el estrés por la manera de vivir una situación determinada con la aparición de un síntoma o enfermedad en nuestro organismo.

En realidad, todo síntoma tiene su inicio en el momento en el que la persona experimenta un evento para el cual no está preparado y que es dramático. Lo  vive a un nivel muy profundo de su ser, no lo puede expresar y se encuentra sin solución para resolverlo. Es en ese momento  que el cerebro descarga la tensión vivida a través del cuerpo siguiendo un patrón concreto.

Pongámoslo de otra manera, cuando el cerebro se encuentra en peligro por el estrés vivido, le transmite la responsabilidad de la gestión al órgano más idóneo para evacuarlo.

Para Ángeles Wolder cada órgano del cuerpo tiene una o varias funciones biológicas específicas, que se verán alteradas produciendo más o menos actividad cuando la mente viva algo que le ha desestabilizado en un instante concreto. El momento desestabilizante de shock se denomina “conflicto biológico”. Es como si todo ocurriera en un segundo en el que queda grabada en el cuerpo la información de todo lo vivido mediante un pensamiento y unas sensaciones físicas concretas e identificables. Por eso no se trata de una emoción sino de algo vivido de forma muy visceral que podemos llamar sentir profundo.

Continuaremos con este tema la próxima semana…

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