Las cuevas, cavernas o grutas son recintos subterráneos o ventanas de la litósfera que derivan de formaciones geológicas, que el hombre desde sus orígenes ha aprovechado en diversas formas en el transcurso de su historia. Por ejemplo, algunos de nuestros antepasados, como el Homo erectus, vivieron en estos recintos (500,000-250,000 años); asimismo, los primeros Homo sapiens utilizaron la cavernas como refugio durante el paleolítico superior (40,000 - 10,000 años).

Estos primeros humanos dejaron huellas de muchas actividades cotidianas de sus vidas en las paredes de cavernas, a través de representaciones pictóricas que corresponden a grandes obras de arte rupestre, donde plasmaban parte de sus actividades cotidianas, así como la fisonomía de diversos animales que les rodeaban como por ejemplo, bisontes, mamuts, tigres, así como representaciones de ellos mismos cazando. Entre las cuevas con arte rupestre mas reconocidas a nivel mundial están las de Lascaux en Francia, las cuevas de Monte Castillo y de Altamira en España, entre otras.

Con el avance cultural del hombre, las cavernas llegaron a jugar un papel muy importante en las religiones y mitos de muchos pueblos, entre algunos ejemplos destaca el arte Gupta en la India, donde se construyeron monasterios dentro de cuevas, ricamente decorados con representaciones de arte, como las grutas de Ajanta, que es un conjunto budista construido entre el siglo II y VI d.C. Dentro de la historia del cristianismo, destacan los hallazgos de manuscritos hebreos antiguos en forma de rollos de cuero y cobre encontrados en cuevas del Mar Muerto, que datan entre los siglos I a.C. y I d.C.

También en América, varias civilizaciones antiguas utilizaron las cavernas como refugio, como por ejemplo la Cueva del Guitarrero en Perú y de las Cuevas de la Sepultura en Tamaulipas, donde se hallaron evidencias de asentamientos humanos en estos ambientes subterráneos.

Pero en el caso particular de los antiguos mexicanos, las cuevas representaban el recinto de origen del agua o lugares sagrados donde realizaban entierros de sus muertos e, incluso, para algunos antiguos pobladores de territorios del norte de México (lo que ahora comprende Arizona o Texas), las cavernas fueron sitios donde construyeron sus refugios, donde su comunidad habitaba.

En el caso de la cultura maya en el sureste de México y gran parte de Mesoamérica, las Cuevas y Cenotes representaban lugares o portales sagrados, sede del “Inframundo” o “Xibalbá”, que estaba constituido por cuevas con ríos subterráneos, donde muchos animales vivían y algunos de éstos se idealizaban como Dioses, entre éstos destacaba el muciélago o “sotz”, que correspondía a una de sus deidades.

Asimismo, existían otras diversas culturas precolombinas en el país, donde las cavernas representaban sitios donde residían demonios o criaturas fantásticas, donde además, los hombres podían llegar a ser devorados o poseídos por diversos seres del mal.

Pero ya sea por una causa sagrada o no, las cavernas eran sitios muy importantes para la vida, religión y mitología de los antiguos mexicanos, por ello algunos mitos indicaban que la creación del sol y la luna provenían de una cueva, o incluso que el hombre mismo surgió de las entrañas o de la madre tierra, como las siete tribus de Chicomóztoc (lugar de las siete cuevas) que emergieron del interior de la tierra.

Por ello, derivado de estos mitos, llegaron a surgir leyendas muy diversas dependientes de la región y creencias de sus pobladores, como por ejemplo en Yucatán, se llegaba a hablar de la Cueva de “Xtacumbi Xunan”, o de “la Señora Escondida”, que se refiere al relato de cómo le fue robada una muchacha a su madre y escondida por su amante en esa cueva.

También destacan los mitos de que en muchas regiones de nuestro país, se refieren los pobladores a ciertas cuevas como “La Cueva del Diablo”, ya que creen firmemente que habita este ser temido en ellas, ya que, según sus creencias, toda persona que entre a dichas cuevas, ya no saldrá vivo o morirá un poco después; destaca este hecho, ya que en la realidad, puede suceder que efectivamente alguna persona en la actualidad incursione a algunas cuevas, llegue a enfermar e incluso a morir, pero esto se debe en realidad a la existencia de un hongo Histoplasma capsulatum, cuyas esporas, al ser inhaladas a través de la respiración, el hombre adquiere la enfermedad llamada “histoplasmosis”, que puede tener síntomas similares a la tuberculosis que pueden ser leves o muy graves y llegar hasta la muerte, pero nada tiene que ver esto con la existencia de ese ser maligno en las cuevas.

Otros seres malignos de las cuevas, según estos mitos, son la presencia de “El Charro Negro”, quien por las noches sale de las cavernas, recorre los campos, causando desgracias, o “El Nagual” que es un ser fantástico que puede llegar a transformarse en algún animal para asustar a la gente.

Finalmente, las cuevas son recintos subterráneos donde también se han refugiado todo tipo de personajes, ya sea hombres de bien, guerrilleros, revolucionarios, asaltantes, bandoleros, piratas, delincuentes y hasta enamorados… buscando un refugio en la obscuridad…

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