Los estímulos económicos a deportistas siempre serán bienvenidos y necesarios. Un país donde la opulencia de los federativos es evidente y la pobreza de los atletas preocupante, pero lo primero que se debe de entender después de meses de división e incertidumbre es que no existen deportistas de primera y de segunda.

Hablamos de elementos de alto rendimiento que representan al país en diferentes disciplinas y competencias. Al entender eso, el siguiente paso sería tener un verdadero plan de trabajo, una verdadera política, para proteger la preparación y carrera de aquellos que han dedicado gran parte de su vida a prepararse en busca de una medalla.

El anuncio y promesa de estímulos para quienes participaron en los Juegos Panamericanos de parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, se percibe como un acto completamente improvisado, y como una reacción a los buenos resultados que ha obtenido la delegación mexicana en Lima, en donde hoy igualarán (o incluso superar) la mejor actuación de México fuera del país, de Mar del Plata 1995 con 23 oros.

Tener los recursos para otorgar estos estímulos —a los que debemos sumar a los atletas parapanamericanos y entrenadores—, dependerá en primera instancia de lo que se genere por la subasta de la mansión que perteneció a Zhenli Ye Gon, por la que esperan obtener los 150 millones de pesos con los que se cubrirían los premios para los 544 deportistas que asistieron a Perú.

Este dinero, dijo el Presidente, se les dará por adelantado en lo equivalente a un año; aquellos que ganaron medalla tendrán un extra. Las cuentas son las siguientes: 240 mil pesos por participación en JP (que cubre 12 meses de “beca”); 40 mil pesos mensuales para quienes obtuvieron oro, 35 mil para los de plata y 25 mil para los de bronce.

Pero este anuncio abre otras grandes interrogantes: ¿qué sucederá con aquellos atletas que también representan a México con buenos resultados y no fueron a Panamericanos? ¿Cuál será la política o el plan de preparación para la delegación que asista a los Juegos Olímpicos Tokio 2020? ¿Qué sucederá con el Centro Deportivo Olímpico Mexicano y el laboratorio antidopaje de Conade, cerrados por falta de presupuesto?

No se trata solamente de dar por dar. Que no se nos olviden los casos de Adriana Jiménez de clavados de altura; Rommel Pacheco, uno de los mejores clavadistas de nuestro país; de Paola Pliego (esgrima) y Jonathan Ruvalcaba (clavados), quienes ahora compiten por otros países al no encontrar apoyo en el suyo.

El problema del deporte va más allá de estos estímulos. No existe una verdadera política, un plan de desarrollo bien sustentado, y si de la activación social hablamos... la cosa está todavía peor.

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