El mensaje principal del electorado fue en referencia al Instituto Nacional Electoral (INE) que resultó fortalecido, a pesar de las descalificaciones, gracias a la participación de los ciudadanos integrantes de las casillas que hicieron posible el desarrollo de la jornada.

Quedó confirmado que la democracia mexicana sigue vigente. Una democracia tal vez con algunas aristas problemáticas, pero hay democracia. También vemos que no hay régimen de partido hegemónico. Hay pluralidad en el país. La ciudadanía participó y salió a votar.

Perdió el Presidente en su faceta de coordinador de campaña y proselitismo de Morena, violó la ley y usó recursos y bienes públicos como el Palacio Nacional donde se diseñó la estrategia, utilizó tiempos oficiales en los medios de comunicación así como los programas sociales. Pero aun así, fue derrotado.

Algunos articulistas escriben que quedó de manifiesto la división de clases en el voto contra Morena. Se emitió un voto de protesta urbano sin fronteras, hay una correlación entre a mayor escolaridad, mayor participación electoral, y a mayor participación más voto contra Morena.

De acuerdo con las cifras, hubo un giro importante de voto entre las clases medias y altas. En 2018 casi 8 millones de personas en ese segmento que votaron por López Obrador y su partido ahora no lo hicieron. Los resultados para la gubernatura en Nuevo León, en las alcaldías del poniente de la Ciudad de México y los municipios mexiquenses conurbados en el noroeste, principalmente, reflejan ese cambio de dicho grupo social.

Por otro lado, se ha venido alertando sobre un problema de gobernabilidad que se agrava por la forma como actuaron los cárteles en las elecciones. Ante esas inquietudes, las expresiones nada prudentes del Presidente cuando declaró que “se habían portado bien”.

Como parte de los resultados de las elecciones, el Presidente comenzó las especulaciones sobre los comicios presidenciales de 2024. A los aspirantes a la presidencia de la República que ya nombró, les ocasionó daños colaterales y los coloca en una posición muy adversa, al lado de los monaguillos que mencionó Tatiana Clouthier, Esteban Moctezuma y José Ramón de la Fuente.

También es derrotado en la LXV Legislatura, podemos decir que fue un referéndum implícito sobre su gobierno. Aunque es cierto que su popularidad personal no es tan baja, pero es vencido.

Todos los que no estuvieron en la alianza, integrada por los que no estuvieron con el Presidente, deja una lección de cómo debe ser la forma de participar en el 2024, agrupados ganaría su candidato.

También lo es que la resistencia de algunos partidos de no unirse a la estrategia aliancista, tendrá un costo para México. Si hubieran mantenido la alianza en su totalidad, se habrían ganado gubernaturas y más escaños en la legislatura y legislaturas locales.

Por ejemplo, el Partido Movimiento Ciudadano prevé contar con una bancada de entre 20 y 27 diputados federales, con su inclusión en la alianza, su número de curules podría haberse elevado hasta 31 y, más importante aún, trascendente para legislar sobre asuntos importantes para el país, la presencia de la alianza opositora en la Legislatura que, se estima, entre 181 y 213 posiciones, con la inclusión de los miembros de Movimiento Ciudadano podría haberse elevado hasta 249, prácticamente la mitad menos uno de los integrantes en el Congreso.

Todos los dirigentes de partidos quedaron reprobados, no entendieron lo que la población pedía. El hacer alianzas parciales confundió a los votantes y llevó a que en algunos estados se tuvieron que anular votos, ya que en los medios se manejó como coalición. La población los quería unidos al 100%.

El resultado, la población voto a favor o en contra del Presidente de la República.

Expresidente municipal de Querétaro y exlegislador. @Chucho_RH

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