Cuando a Marcelo Ebrard le propusieron integrarse al Gabinete de Andrés Manuel López Obrador la única cartera que le interesaba era la Cancillería. Tanto andar dividiendo su vida entre Francia y Estados Unidos durante los últimos años debía servir para algo. Su estancia en Estados Unidos, previo a las elecciones en las que resultó ganador Donald Trump, le permitió conocer más a detalle la política interior de ese país y logró algunos contactos en Washington.

Al llegar al gobierno, el presidente López Obrador le instruyó tres prioridades, en este orden de importancia: la relación bilateral con Estados Unidos, la situación de los migrantes centroamericanos y la creación de un nuevo vínculo político y económico con potencias como China.

La primera prioridad sería la que ayudaría al canciller a pavimentar el camino hacia lo que casi todos los políticos anhelan: la Presidencia de la República. Aunque no lo reconoce tal cual, Ebrard quiere ser el nuevo Luis Videgaray: un político al que el Gabinete respete por su capacidad y sus contactos en Washington y Nueva York. Y también porque quiere ser el incondicional del Presidente.

La primera gran prueba de fuego del Canciller en esta estrategia ocurrió a finales de la semana pasada en Mérida, durante la reunión con funcionarios y empresarios de Estados Unidos. Era el foro idóneo para mostrar sus cartas credenciales y su poder de convocatoria. Ebrard logró que el secretario de Comercio, Wilbur Ross, y una decena de CEOs encabezados por el poderoso financiero Larry Fink, asistieran al encuentro con medio Gabinete, una veintena de empresarios mexicanos y el propio Andrés Manuel López Obrador.

No sólo eso: Ebrard logró que el secretario de Comercio de Estados Unidos trajera un mensaje conciliador y que AMLO lanzara las señales adecuadas de certeza a la inversión extranjera, la “santidad” de los contratos y un nuevo acuerdo de inversión bilateral que consiste en que gigantes como BlackRock se comprometen a respaldar proyectos de infraestructura como el Tren Maya. Incluso, logró que Rocío Nahle se retractara de querer cancelar la Reforma Energética.

El secretario de Relaciones Exteriores aseguró que empresarios estadounidenses están interesados en la construcción del Tren Maya e incluso solicitaron un informe detallado del proyecto, el cual se les presentará en mayo en Washington.

El mensaje del Canciller en la inauguración del US-México CEO Dialogue en Mérida también fue revelador. Dijo que el presidente de la República le pidió construir “la mejor relación de la historia con Estados Unidos”.

“La primera vez que lo comentó, en la reunión de Gabinete, nos quedamos muy sorprendidos porque todos los augurios eran que iba a ser una relación MUY DIFÍCIL, con mayúsculas. Pero lo cierto es que también nos dijo: ¿Por qué no escuchan a los empresarios de México y Estados Unidos que se reúnen con frecuencia y que han hecho una de las relaciones económicas más exitosas del globo?”, comentó Ebrard.

Y agregó: “Venimos a dialogar con ustedes con una meta, que es lo que debemos tener en mente: la mejor relación entre México y Estados Unidos, mejor crecimiento, mayor seguridad, más prosperidad para esta y las próximas generaciones”.

“Entonces, ¿venimos a qué? Pues venimos a escucharlos, venimos a aprender de lo que han hecho y a resolver, porque nos hemos propuesto que de 2019 a 2024, cuando nos volvamos a reunir, digamos: esos fueron los mejores seis años de la relación México-Estados Unidos de toda la historia”, culminó Ebrard, para ofrecer un brindis a todos los integrantes de la cena.

En 2024, cuando vuelva a llevarse a cabo la reunión entre CEOs de México y Estados Unidos, Marcelo Ebrard se ve como candidato a la Presidencia de la República. Esas son sus apuestas. Para eso juega sus cartas. Las cartas de la relación con Estados Unidos.

Las devoluciones del SAT. El Banco de México, de Alejandro Díaz de León, advirtió hace unos días a la Secretaría de Hacienda sobre una caída de hasta 15% en la recaudación del IVA durante el primer bimestre de 2019; sin embargo, las devoluciones del SAT para ese mismo impuesto incrementaron en alrededor de 40% en similar periodo, algo que todavía resulta inexplicable para la titular del organismo, Margarita Ríos-Farjat.

En específico, los registros del Servicio de Administración Tributaria reportan un retorno en enero del presente año de 33 mil 327 millones de pesos a personas físicas y morales, y para febrero este mismo concepto se coloca en 38 mil 893 millones. La suma pone a las devoluciones durante los dos primeros meses del año en 72 mil 220 millones, muy superiores a los 51 mil 776 millones que se devolvieron entre enero y febrero de 2018.

El tema es que la autorización de estas devoluciones, a las que sólo pueden acceder contribuyentes que han demostrado estar al corriente en la totalidad de sus obligaciones fiscales, son responsabilidad específica de la Auditoría Fiscal del SAT, un área en la que, aseguran, Rosalinda Hernández López estaría operando sin autorización de su superiora.

Valera, en riesgo de veto. Si algo ha quedado claro es que el gobierno morenista no aceptará ninguna conducta ilegal, al menos de las empresas que proveen sus servicios a la administración pública. Por ello, se vislumbra que en el paquete de firmas a investigar y que hasta podrían resultar vetadas, se incluirá a Inntec Medios de Pago.

Resulta que la valera de Héctor Anaya se quedó al menos con 35 de los 270 millones de pesos que la alcaldía Gustavo A. Madero le entregó para encargarse de la dispersión de programas sociales, durante el mandato de Víctor Hugo Lobo, quien ahora se desempeña como vicecoordinador del PRD en el Congreso de la Ciudad de México.

Así, se espera que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y el alcalde Francisco Chiguil, inicien las investigaciones al respecto, sobre todo cuando el máximo mandatario ha dado instrucciones claras para erradicar la corrupción, pues se habla de posible colusión con los servidores públicos de la demarcación.

Twitter: @MarioMal
Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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