Hace un par de años me enteré de que una de las preocupaciones más grandes de la humanidad, como lo es el agua potable, ya está subsanada.

Dubái ha desarrollado un enorme complejo llamado el Teatro del Agua que desaliniza agua de mar y la transforma en agua potable. ¡Maravilloso! ¡Increíble!

Dubái es la capital de uno de los 7 Emiratos Árabes Unidos que son potencias productoras y exportadoras de petróleo.

Ellos observaron que el petróleo se iba a agotar en poco más de 50 años. Para no afectar su economía a largo plazo y con una visión estratégica de alto nivel, decidieron construir la ciudad más increíble de la tierra que incluyó hoteles en medio y por debajo del mar e islas artificiales para ser el destino turístico de los más ricos del mundo. Dubái tiene de un lado el mar y del otro, un enorme desierto que le provoca temperaturas extremas y una escasez de agua tremenda. Hoy tienen agua potable para el resto de la vida.

Mientras tanto en México, seguimos discutiendo en los foros políticos si el petróleo y Pemex es de los mexicanos o hay que privatizarlo y, entre otras cosas, nos enfocamos en los problemas y no en las soluciones.

Un grave problema en México es que no se tiene visión estratégica de largo plazo, la incorporación de la ciencia en los altos niveles de toma decisión es un factor fundamental, crucial.

La clase política debe reflexionar sobre incorporar la visión de los retos globales que darán competitividad a las naciones en esta era del conocimiento, mas también en la preparación de los tomadores de decisiones.

Hoy los debates públicos se enfocan en el escándalo de corrupción y violencia y no estamos ubicando nuestra atención a lo realmente prioritario, la sustentabilidad social, las respuestas, las soluciones.

Según el catedrático de Harvard Tony Wagner hay 7 habilidades de supervivencia que debemos desarrollar los ciudadanos del mundo desde pequeños:

1. Pensamiento crítico y capacidad para resolver problemas. Acostumbrémonos a encontrar la solución; la queja y el enfoque en el problema no acrecienta el potencial humano, al contrario lo absorbe, lo marchita.

2. Capacidad de colaboración y liderazgo. Necesitamos saber trabajar en equipo y reconocer los talentos y capacidades del otro. Más importante aún, necesitamos sabernos líderes y generadores del cambio.

3. Rapidez para adaptarse al entorno. Alguien se quejaba de que el gobierno no le había cumplido con un recurso que solicitó para su colonia y que llevaban 29 años esperando una respuesta. ¡Esta actitud es mortal! Si ves que tu problema no se resuelve a la primera, cambia; a la segunda, cambia. Si algo no te gusta cámbialo, si no, adáptate y si no, hazte a un lado.

4. Iniciativa y emprendimiento. Hoy conozco a muchos que buscan en la iniciativa de otros, ayuda en forma de caridad, apoyo del gobierno para resolver los problemas de su entorno; empleo formal y estable. Esto ya no es posible por aritmética económica básica y se irá demeritando poco a poco. Quien desee sobrevivir deberá empoderar su iniciativa personal, su propia iniciativa privada, planear su vejez y fortalecer sus capacidades para vivir bien y con calidad. Y aquí ningún gobierno es culpable. La complejidad económica y social actual obliga a una reconfiguración global.

5. Habilidad de comunicación efectiva. Cuando la capacidad de hablar fenece, comienza la violencia.

6. Acceso y capacidad de análisis de información. Hay muchas personas que propagan información falsa en redes sociales; esto es un ejemplo de la necesidad de formación del ciudadano mal informado.

7. Curiosidad e imaginación. Hay miles de maneras de hacer lo cotidiano y millones para hacerlo mejor. Sólo hay que intentar y encontrar.

Así que, nosotros como adultos, deberíamos tomar nota, pues para garantizar una supervivencia sana, necesitamos desarrollar habilidades de ciudadanos del mundo.

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