El sociólogo Joseph H. Fichter define a sociedad como una colectividad organizada de personas, que viven en un territorio común, cooperan en grupos para satisfacer sus necesidades sociales básicas, adoptan una cultura común y funcionan como una unidad social distinta.

En la medida en que transcurre el tiempo, las necesidades de los seres humanos son diferente y, podríamos decir, complejas, pero los estos instintos siguen siendo pilar fundamental de la conducta humana, pero con otras consideraciones, la supervivencia ahora contempla aspectos como calidad de vida, nivel económico y social, dependencia tecnológica, y sistemas políticos y económicos que le ayuden a cubrir estos aspectos.

Como resultado, se crea el Estado, tenemos muchas y diversas teorías de su formación fundadas en una realidad variable. El Estado moderno se percibe de manera diferente por efecto de la globalización, sin embargo, su fin sigue siendo el mismo: buscar la mayor eficiencia y eficacia posible en el cumplimiento de las tareas que le sean asignadas. Existe una relación directa de los niveles de bienestar de un país con la fortaleza de sus instituciones públicas y con la calidad y certidumbre de las decisiones de sus gobiernos.

En esta modernidad, están surgiendo nuevas formas de participación como las bases de la sociedad que buscan una mayor participación en la actividad de gobierno, o el debilitamiento de los partidos políticos como agentes de transmisión de las necesidades de la sociedad, y el fuerte posicionamiento de los medios de comunicación como actores en la escena política. Todo ello lo debe considerar el Estado, a la hora de tomar decisiones.

Esta situación mundial, se reflejó en nuestra nación en las elecciones pasadas, los votantes eligieron impulsados por la situación en que se encontraba en ese momento el país. López Obrador generó muchas expectativas en diversos temas y ahora la sociedad al pendiente de que cumpla.

El gobierno de forma permanente y simultánea, a través de sus dependencias, debe desarrollar y aplicar diferentes políticas públicas sobre distintos ámbitos de la vida social para determinados fines públicos. Sin embargo, esta visión no se corresponde con la percepción de la sociedad. Varios articulistas opinan que las decisiones del gobierno, están produciendo efectos no sólo en el ámbito al que se dirigen específicamente, sino que también van a tener secuelas sobre otros campos de la vida social –incluso sobre el mismo gobierno–.

Ya lo comentamos: la sociedad está constituida por seres humanos interrelacionados y que además interactúan con la realidad natural que los rodea y la incertidumbre es uno de los sentimientos más notorios en 2019. El Presidente un día choca con las universidades públicas, al siguiente día habla mal de los gobiernos, otro día los acusa de espionaje. ¿Qué pasará después? Dice, se desdice; rompe puentes y luego trata de repararlos. Por varios meses dio golpes retóricos al sector privado y luego les pidió ayuda para financiar sus programas sociales.

La carencia de planeación y organización del gobierno, refleja la carencia de interés en la sociedad, de quien depende el gobierno en una democracia, lamentablemente el mejor ejemplo es el cierre de los ductos de suministro de gasolina, que si bien es cierto reduce el llamado “huachicoleo”, frena el desarrollo del país y afecta a toda la sociedad, en especial las actividades de las familias y de todo el sector económico.

Si quiere ser un buen presidente, debe buscar la conciliación y reconciliación nacional, gobernar para todos, sin hacer distingos, en resumen para la sociedad. Se percibe una sociedad preocupada y que el gobierno la tiene en el olvido.

Los mejores parabienes y saludos a los lectores y sus familias en este 2019.

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