México se encuentra inmerso en una compleja y dolorosa ruta de transformación, seguimos discutiendo los caminos para procurar el desarrollo y progreso que anhelamos, Lamentablemente, la lucha por el poder parece contaminarlo todo, por lo que los avances son lentos y cortos, todo ello hace vislumbrar un futuro inmediato complejo, caracterizado por la incertidumbre.

Como mexicanos, somos herederos de una costumbre que nos predispone a visualizar al Gobierno como el hacedor único de transformaciones y avances. Equivocadamente, le hemos concedido a la autoridad un poder muy superior al que realmente tiene y por ello, es que las decepciones se suceden una tras otra, sin importar el color partidista de los Gobiernos, las expectativas ciudadanas siempre son muchas y muy amplias y la capacidad de respuesta, corta y limitada.

En los países más desarrollados del orbe, es la ciudadanía la que hace, obliga, procura que las cosas sean como a todos nos convienen, la clase política se comporta de manera mesurada y responsable por qué la dimensión ciudadana de los políticos es la que predomina; En resumen, muchas cosas se hacen por convicción y no por obligación. Me pregunto ¿Qué tenemos que hacer para que una atmósfera de este tipo se construya en México? Sin duda alguna, tenemos que obligar a la clase política a actuar y pensar de una manera distinta, por qué al parecer, el mero ejercicio del voto como un instrumento de control y supervisión, ha resultado francamente limitado.

Estamos inmersos en un círculo vicioso que, de no romperse pronto, puede condenarnos a décadas de estancamiento y frustración. Como Ciudadanos, participamos poco, No creemos en la sinceridad de quienes nos convocan y esa menguada participación, hace que aquellos que no quieren que las cosas cambien encuentren tierra fértil para que todo siga igual. Despojémonos de ataduras, y fortalezcamos nuestra participación en la esfera de lo público, desde la trinchera que consideremos más adecuada; Partidos, Movimientos, Sociedades, Asociaciones, Escuelas, Universidades, etc. Cualquier espacio es digno e importante cuando lo que perseguimos, lo que queremos, es construir un México más justo, más sensible, más pleno y democrático.

Creo fervientemente que en la llamada Sociedad Civil se encuentran condiciones de excepción para poder romper nuestra condición inercial y darle la vuelta. Si son cada día más, los hombres y las mujeres que levantan la voz, que luchan por una causa justa, que están dispuestos a señalar, a cuestionar, a defender lo que es suyo y quieren perseverar, entonces los Gobiernos estarán obligados a caminar en la dirección y la velocidad que los Mexicanos necesitan y quieren.

Todos somos importantes en este esfuerzo, abriguemos una causa, trabajemos para que ésta, se vuelva un realidad y mientras más obstáculos encontremos más trabajo pongamos para superarlos; Mediante una verdadera vocación por hacer a favor de México, vamos a cristalizar nuestros anhelos y aspiraciones, es la hora de la Sociedad Civil.

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