A partir de la iniciativa de reforma de los artículos 25, 27 y 28 constitucionales, con respecto al sistema eléctrico nacional, han comenzado a emerger informaciones y datos que habían estado soterrados durante algunos años, pues en los anteriores gobiernos del PRI y del PAN no se discutían de manera abierta, tal como se hace hoy.

Una de las cuestiones propuestas en la iniciativa presidencial, es terminar con el llamado “autoabasto”, modalidad que ha permitido, desde 1993, la generación de energía eléctrica por parte de particulares, a pesar de que hasta el 20 de diciembre de 2013 estuvo vigente el artículo 27 constitucional, el que señalaba textualmente que “corresponde exclusivamente a la nación generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público. En esta materia no se otorgarán concesiones a los particulares”.

En obvia violación a la Constitución, Salinas de Gortari promovió cambios a la ley del servicio público de energía eléctrica para introducir, por la puerta de atrás, el “autoabasto”, que, como su nombre lo indica, es una modalidad que permite a empresas generar energía eléctrica para su propio consumo.

Pero, en la práctica, se “legalizó” la generación de energía eléctrica por parte de privados, en abierta violación a la Constitución. Violación permitida por los gobiernos de Salinas, de Zedillo, de Fox, de Calderón y de Peña Nieto y avalada por el sistema judicial, pues en esos sexenios no hubo ningún juez que saliera a dar amparos ni que denunciara la flagrante violación constitucional.

Así, de manera subrepticia, se fundaron compañías de “autoabasto” pero que, por debajo del agua, comenzaron a vender electricidad a otras empresas, en un régimen que, evidentemente, no es de autoabasto, lo que significa violaciones a la ley y una competencia desleal en contra de CFE.

Lo anterior explica porque, según datos de la Comisión Reguladora de Energía, ya en 2008, los particulares generaban 110 gigavatios por hora mientras que CFE generaba los restantes 140, es decir, los particulares generaban ya el 44 por ciento de la energía eléctrica del país.

Hoy en día este último porcentaje se ha elevado al 68 por ciento y sólo el 32 por ciento la CFE, lo que significa la pérdida de control por parte del estado y las naturales consecuencias negativas que de ello se derivan.

Presidente del Consejo Estatal de Morena

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