La semana pasada tuve la fortuna de vivir dos acontecimientos que hoy martes quiero compartir #DesdeCabina. El primero de ellos fue la ceremonia de presentación del Consorcio para el Estudio de Zonas Metropolitanas, CentroMET, una organización integrada por investigadores de centros de investigación con diversas especialidades en una gran variedad de temas.

El objeto principal del consorcio es desarrollar investigación interdisciplinaria y transdisciplinaria sobre las problemáticas que se viven en las metrópolis con la intención de generar políticas públicas que favorezcan su desarrollo sostenible. En el mismo evento se presentó un laboratorio para diseño de sensores y dispositivos micro electromecánicos del CIDESI que, entre otras utilidades permitirá hacer investigación y desarrollo tecnológico de avanzada para aplicaciones en ciudades inteligentes e Industria 4.0.

El otro acontecimiento fue una sencilla pero significativa ceremonia de reconocimiento a jóvenes estudiantes de Técnico Superior Universitario y de Ingeniería de nuestra Universidad que participaron en una competencia nacional sobre el diseño, construcción y operación de un CanSAT (un pequeño equipo electrónico del tamaño de una lata de soda que realiza funciones de un pequeño nano satélite) y que obtuvieron el 1er lugar a nivel nacional, con una calificación casi perfecta en un concurso nacional.

Cuando los chicos me explicaban su experiencia, el esfuerzo que hicieron a lo largo de dos años y una competencia previa para lograr lo que lograron, no pude evitar sentirme emocionado —casi hasta las lágrimas—; los chicos me compartían todo lo que vivieron, sus desvelos, los temores, el trabajo arduo y no puede menos que sentirme orgulloso. Presentaron un breve video con imágenes y algunas tomas de las jornadas y de la competencia, la emoción, las risas y la satisfacción aparecieron nuevamente en sus rostros, todo indicaba que estaban reviviendo esos momentos de esfuerzo y de reconocimiento; todos estaban —incluyéndome— reviviendo la sensación, la satisfacción física que produce el logro, esa bomba de endorfina que se inyecta al torrente sanguíneo cuando estamos felices, cuando nos enamoramos, cuando triunfamos en la escuela, en el deporte, de manera simple y llana, cuando logramos algo que nos resulta extraordinario.

Hasta aquí los amables lectores de este espacio semanal podrán preguntarse qué tienen que ver ambos acontecimientos, justamente es la sensación de logro que ambos eventos provocaron en las diversas audiencias lo que los hace comunes. Durante la presentación del CentroMET, las descripciones y enumeración de las ventajas competitivas, la simbiosis de la triple hélice, que no deja de asombrar a todos, en esta pequeña metrópoli llamada Querétaro; la existencia de centros de investigación, instituciones de educación superior y sectores industriales que se han atrevido a soñar y sobre todo a colaborar, sensación nos sigue impulsando a colaborar y a proponer proyectos que generen más y mejores cosas para Querétaro y para México.

Debemos acostumbrarnos a seguir provocando esa sensación de logro y de éxito, debemos convencernos de que éste es un proceso que debe procurarse y hacerse parte de la vida cotidiana, con hábitos, con esfuerzo y disciplina, pero sobre todo con la certeza de que sin importar la realidad o contexto que se encuentre a nuestro alrededor, siempre es posible perseguir esa sensación, ese estado físico en el que somos capaces de lograr las más grandes hazañas. Esa sensación es la que viví el pasado viernes, es la emoción que vi en los ojos de los chicos y que comparto con ellos. México nos necesita así, viviendo permanentemente la sensación que produce el logro.

Rector de la UNAQ
@Jorge_GVR

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