Regularmente como mexicanos somos los primeros en elevar a niveles estratosféricos a nuestros futbolistas que militan en Europa y, curiosamente, con la misma facilidad que los ponemos en peldaños de oro, también los acribillamos cuando no dan resultados. Los aficionados y medios de comunicación posicionan con más sentimentalismo que objetividad a Lainez como una de las joyas del futbol mundial y como alguien destinado a ser el mejor del equipo en un abrir y cerrar de ojos.

La realidad es que aún es muy joven y que, al menos esta temporada, será usado como revulsivo y competirá directamente por el puesto con jugadores importantes de España como: Joaquín, Sergio Canales, Cristian Tello y Jesé.

El aficionado mexicano se ilusiona al ver a cualquier compatriota en Europa, reacción completamente natural, pero no analiza que estos jugadores antes de competir contra otros equipos, se disputan el puesto en una lucha férrea interna contra otros futbolistas de gran capacidad.

A corto plazo Lainez sostendrá partidos a modo en la Liga, los cuales deberá aprovechar al máximo para ganar más minutos y la confianza de Setién. En la Europa League jugará el duelo de vuelta ante el Rennes y a fin de mes disputará un duelo clave ante el Valencia, encuentro correspondiente al juego de vuelta de la semifinal la Copa del Rey.

Lainez es un futbolista que aún está en proceso formativo y que fue fichado para un plan a futuro en el que el club verdiblanco pueda recuperar la inversión toda vez que Diego se consolide y brille en el futbol español.

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