La relación entre Irán y Estados Unidos de América (EUA) se ha agraviado sobremanera en las últimas semanas y más aún en los últimos días, producto de unos ataques en Medio Oriente a barcos petroleros de diversas nacionalidades y de un drone estadounidense que, según la Casa Blanca, el gobierno iraní fue el perpetrador. Por ello, el presidente de EUA, Donald Trump, decidió el pasado martes enviar mil tropas al Medio Este con la finalidad de aumentar su presencia en la región y meter presión a Irán, e incluso anteayer abortó un ataque a dicho país. ¿Cuál es el meollo del asunto?

Primero hay que explicar unas cosas. A principios de mayo cuatro barcos petroleros de los Emiratos Árabes Unidos fueron atacados y dañados en el Golfo de Omán, situación que se replicó en recientes días hacia otros dos barcos petroleros, uno japonés y otro noruego, en el estrecho de Ormuz (entre el Golfo de Omán y el Golfo Pérsico).  EUA atribuyó ambos ataques a Irán, e inclusive llevó los casos al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas quien, al igual que el gobierno iraní, mostró rechazo hacia los ataques señalando la inexistencia de pruebas. Pero aquí no acaba la persecución hacia el antiguo gobierno persa.

Hace un par de meses, a causa de varios desacuerdos entre ambas naciones, los estadounidenses establecieron una serie de sanciones económicas a Irán, que se tradujeron en forzar a que los compradores de petróleo iraní se abstuvieran de hacerlo, lo que dañó profundamente la economía persa al ser la venta de crudo una de las acciones de recaudación de dinero más importantes de Irán. Este “terrorismo económico”, la acusación de haber atacado a los barcos petroleros mencionados, y el derribe de un drone estadounidense por los iraníes el pasado jueves —que contrario a lo que dice la Casa Blanca, estaba en espacio aéreo de Irán— forman parte de una campaña de presión, desprestigio y debilitamiento realizada por EUA. ¿Por qué? Todo se remonta a dos cosas: el programa nuclear iraní e Irán como aliado estratégico de la superpotencia China.

En mayo de 2018 Trump se salió del acuerdo nuclear firmado por varios países, entre ellos Irán, señalando —muy acorde a su política habitual— que había sido un muy mal acuerdo firmado por la pasada administración liderada por Barack Obama, por lo que busca crear un nuevo acuerdo para que Irán reduzca su programa nuclear (producción de uranio, armas nucleares, etc.) a cambio de apoyos y programas económicos, es decir, la misma estrategia que con Corea del Norte. Por su parte, Irán se ha mostrado reacio a aceptar las propuestas estadounidenses, quizá porque no le satisfacen o porque estaría renunciando a uno de sus dos grandes activos para negociar (el otro es su petróleo). Es por ello que en estos meses, semanas y días EUA ha mostrado gran animadversión hacia el gobierno iraní, aplicando medidas coercitivas para conseguir aquello que quiere. Pero esto no es lo único.

La otra razón por la que EUA ha hostigado de esta manera a Irán es para debilitarlo como aliado de China, saboteando así su gran proyecto económico: la nueva ruta de la seda. Desde hace unos años, esta superpotencia oriental ha diseñado, configurado y desarrollado una nueva ruta comercial que, al igual que la ruta de la seda desde el siglo I antes de nuestra era, conecta Asia Oriental con Asia Meridional, Medio Este, Asia Menor y finalmente Europa, siendo Teherán (capital de Irán) un espacio crucial donde pasará. Por ende para EUA llegar a tener cierta injerencia en el antiguo espacio persa representaría la posibilidad de alterar el control de esta región esencial para la nueva ruta comercial de China, provocando un saboteo y con él un obstáculo para la superpotencia asiática en cuestiones económicas. Es por ello que Irán fue, es y seguirá siendo tan relevante para su región como para las superpotencias.

niels.rosas@gmail.com@NielsRosasV (twitter)

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