La semana pasada, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, envió a la Cámara de Diputados su iniciativa de reforma electoral. Desde tiempo atrás se conocía no sólo el interés del mandatario por presentar una reforma de esta naturaleza, sino los cambios que se podrían esperar de la nueva iniciativa. ¿Favorece o no esta propuesta a nuestra democracia? ¿Qué impacto genera en la política mexicana?

Tras un muy duro golpe de realidad recibido aquel domingo 17 de abril en San Lázaro, cuando los diputados de oposición rechazaron la reforma eléctrica de López Obrador, el partido en el poder tuvo poco tiempo para curarse las heridas antes de presentar de nueva cuenta una reforma a la Constitución. Esta vez el ámbito es el electoral y conlleva modificaciones significativas que pintarían un panorama muy diferente para la política en el país.

De acuerdo al mandatario, su reforma tiene el objetivo de ahorrar recurso público, situación que suena apremiante, pero, como todo en esta administración, hay que ver si el comunicado es tan satisfactorio y verdadero como la acción que se conduce en consecuencia. Esta iniciativa buscaría acabar los fraudes electorales, mismos que el presidente ha mencionado que experimentó.

Lo que sí sabemos es que esta reforma  presenta pros y contras. Uno de los primeros es sustituir los votos en papel por una boleta electrónica. Sin duda esto favorecería para ese ahorro mencionado y nos ayudaría a trasladarnos a un sistema electoral más modernizado. Surge la duda en torno a si los sistemas a utilizarse serían lo suficientemente seguros para evitar alteraciones y hackeos, que no sólo lastimaría nuestra democracia, sino que aunaría en lo que  el mandatario pretende evitar.

Un punto en contra es el establecimiento del Instituto Nacional de Elecciones y Consultas, que acapararía las funciones de los organismos públicos locales y organizaría todos los procesos electorales de cualquier nivel del país. Quizá esta acción sirva para aminorar el gasto público, pero la existencia de estos organismos locales obedece a incrementar los eslabones para distribuir el poder y las responsabilidades, y así reducir la probabilidad de corrupción.

La eliminación de diputados plurinominales  es una interesante parte de la reforma. La razón de su existencia es dotar de representación a partidos políticos aun no ganando elecciones de representación popular. Suena bien, puesto que resultan ser el 40% del total de diputados,  de 500, 200 no los elegimos los ciudadanos. Sin embargo, ese es el tipo de propuestas que suelen hacer los partidos en el poder con el fin de limitar los escaños de partidos rivales, lo que puede ser dañino para la democracia, ya que se eliminarían los contrapesos y aumentaría el poder del partido político del gobierno en turno.

Estos son algunos apuntes de la iniciativa de la reforma electoral de los varios que puede haber. Aún hay mucho debate por desarrollar y argumentos por ofrecer. Nada está establecido aún. La propuesta atravesaría por el mismo camino que su antecesora, es decir, por la Cámara de Diputados, en la que Morena y sus aliados no logran sumar la mayoría calificada para aprobar la reforma, por lo que dependerá otra vez de sus negociaciones con los legisladores.

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