El Partido Acción Nacional tiene código de ética que aplica a todos los militantes que en el participamos, partiendo como base que la ética rige la acción política y al político tanto en su aspecto público como en el personal, y con ese código de ética para militantes de Acción Nacional se pretende que la conductas sean acordes y congruentes con nuestros principios y valores humanistas, fortaleciendo así la identidad del partido al presentarlo ante los ciudadanos como una opción política decente y honorable, sustentada en valores.

Por principio de cuentas se pide que militantes y dirigentes de Acción Nacional tengan como centro de la acción política a la persona y el reconocimiento de su eminente dignidad y la vocación de servicio a la sociedad.

En el código de ética se reconoce que la vocación como políticos obliga a servir a los demás, no a satisfacer aspiraciones propias, por legítimas que sean, porque es necesario reivindicar la política como una actividad al servicio de los demás y cuyo fin último sea el bien común.

En el Partido Acción Nacional se considera la multiplicidad de herramientas con las que los ciudadanos cuentan para participar en los asuntos propios de la polis, aportando talento, tiempo y esfuerzo a su transformación y desarrollo. Los partidos políticos constituyen uno de estos espacios, a pesar de la crisis de confianza que viven.

Los panistas debemos asumir a cabalidad la definición de partido político como institución de interés público, que debemos cuidar y preservar. Muchas generaciones de mexicanos han visto a nuestro partido como una alternativa de honestidad y buen gobierno; Acción Nacional no puede dejar de considerarse a sí mismo como un instrumento de la sociedad al servicio de nuestro país, así lo establece el primero de los puntos abordados en el código.

Y ahora que han iniciado los procesos de nuestros procesos internos, habría que tener en cuenta el punto tercero del citado código de ética en el que se establece que “Los valores democráticos del PAN son un baluarte que debemos promover. Estamos obligados a cuidar la democracia interna de nuestro partido evitando cualquier tipo de clientelismo que la afecte y la corrompa”.

Así como que “Las campañas internas deben ser una oportunidad para mostrar lo mejor de nosotros mismos, fortalecer al partido y presentar a la sociedad a los mejores candidatos. Tenemos que procurar un buen nivel de debate interno construyendo argumentos constructivos y evitando descalificaciones estériles. Debemos evitar también cualquier intento de comprar voluntades, lo cual denigra la dignidad de la persona humana y va en contra de la ética, estableciendo los órganos correspondientes las sanciones respectivas”.

Son diez los puntos del código por lo que en él se establecen temas como la afiliación, de la unidad y disciplina, del profesionalismo y la formalidad, de la integración y trabajo en equipo, de la formación y capacitación, de los recursos, de la relación partido-gobierno, y de la vinculación con la sociedad.

Por lo que se refiere a la relación partido-gobierno, se nos indica que los panistas debemos preservar la autonomía del partido frente a las instituciones del gobierno, sin dejar a un lado la coordinación y vinculación en todo lo que sea necesario para la consecución del bien común.

Las estructuras de gobierno no deben confundirse con las estructuras del partido, la tentación permanente de reproducir el modelo de partido de Estado debe ser rechazada institucionalmente.

Por su parte, los gobiernos emanados de Acción Nacional tienen la obligación de guiar sus acciones a partir de la plataforma del partido por la que votaron los ciudadanos. Una cosa es gobernar para todos, obligación ineludible del gobierno, y otra muy distinta es hacerlo sin una guía doctrinal y programática, resultado de nuestras ideas humanistas.

Ahora la gran pregunta que debemos hacernos todos los que militamos en un partido político, hasta dónde y cómo hemos cumplido con nuestras normas y nuestro código de ética, así como los propósitos de mejora permanente.

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