Hay dos investigaciones que regularmente realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía sobre la inseguridad y delincuencia: la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción Sobre Seguridad Pública, conocida como ENVIPE y la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, la ENSU.

Las dos se difundieron recientemente; la primera, con información aplicable al año 2016 sobre víctimas del delito, y con datos sobre percepción de inseguridad, que corresponde al periodo enero–abril de 2017. La segunda contiene información válida para septiembre de 2017.

Lo que ven los ciudadanos. De acuerdo a los resultados de la ENVIPE, en el periodo marzo – abril de 2017, 67.6 por ciento de población queretana de 18 años y más, identificó en los alrededores de su vivienda como primera conducta delictiva o antisocial, el consumo de alcohol en la calle.

En segundo lugar, el delito que perciben más frecuente es el consumo de drogas seguido de robos o asaltos frecuentes, pandillerismo y venta de droga.

En la ENSU se reporta que 62.4% de la población de 18 años y más fue testigo durante el tercer trimestre de 2017 del consumo de alcohol en las calles, por lo cual esta es la principal conducta delictiva o antisocial en los alrededores de las viviendas.

La segunda fue el robo o asaltos, la tercera grafitis y daños, y la cuarta venta o consumo de drogas.

¿Quién o quiénes consumen bebidas alcohólicas en las calles? La gran mayoría de las ocasiones son personas que viven en el rumbo; es decir, vecinos del barrio, de la colonia o de la comunidad.

La gente interpreta que incurrir en este comportamiento antisocial conduce a incurrir en delitos y, por ende, a violar la ley. Por consecuencia, crece su percepción de inseguridad cada vez que ve a personas consumiendo alcohol en la vía pública. Para evitar esta cadena, es menester terminar con esta conducta. Por eso, me parece que hay que hacer un llamado a las familias queretanas para que eviten que alguno de sus integrantes realice estas acciones. Este es, desde mi punto de vista, el mejor aporte que puede dar la ciudadanía para combatir el incremento de la percepción delictiva.

Lo que sucede delictivamente. La ENVIPE consigna que 29.7% de los hogares en la entidad tuvo, al menos, una víctima de delito. En 2015 se registraron 28 mil 128 víctimas por cada 100 mil habitantes mientras que en 2016 fue de 24 mil 228; una reducción de 13.9 por ciento. La tasa de delitos, fue de 30 mil 991 por cada 100 mil habitantes en 2015 y de 26 mil 860 en 2016, lo que representa reducción de 13.3%.

Los principales delitos reportados durante 2016 fueron: extorsión (23.4%), fraude (18%), robo total o parcial de vehículo (17.9%) y robo o asalto en la calle o en transporte público (11.8%).

Las cifras muestran que la incidencia delictiva va a la baja aunque la percepción de inseguridad se ha incrementado, pues la ENSU reporta que 66.6% de la población en la ciudad de Querétaro, de 18 años y más considera que, en términos de delincuencia, vivir en su ciudad es inseguro.

La misma encuesta establece que en septiembre pasado, 73.5% de la población dijo sentirse insegura en el cajero automático localizado en la vía pública, mientras que 65.4%, en el transporte público.

Los retos.  Como observamos, la incidencia delictiva decrece, pero la percepción de inseguridad aumenta. La gente reporta como principal delito el consumir bebidas alcohólicas en la calle, pero dice sentirse más insegura en un cajero automático.

El reto siempre será reducir la incidencia delictiva; sin embargo, considero importante que impulsemos una gran cruzada para reducir los índices delictivos, pero también para evitar que nuestros familiares incurran en conductas antisociales; trabajar para que la percepción de inseguridad sea una responsabilidad de todos para vivir más seguros y tranquilos en la ciudad de Querétaro.

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