Parece increíble cómo una pandemia ha modificado nuestro estilo de vida y se ha convertido en un parteaguas en muchos aspectos de la cotidianidad. Tan sólo nuestros hábitos de limpieza e higiene se han reforzado y seguramente no tendrán vuelta atrás.

A partir de esta situación, estamos y estaremos moviéndonos bajo nuevas reglas para viajar, para ir a cines o a restaurantes… y hasta para trabajar.

Y por si fuera poco, esta contingencia también tendrá impactos negativos económicamente hablando.

Especialistas señalan que se vivirá la peor recesión económica desde la Segunda Guerra Mundial y, de hecho, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que tan sólo para México, el pronóstico de la caída PIB tendrá un registro histórico de -7.5% al cierre del año.

El también denominado “El Gran Confinamiento” ha traido consigo cierres de empresas, disminución de  ventas en comercios de diversos sectores, y lo peor: desempleo.

El   Instituto Mexicano del Seguro Social reportó que de marzo a mayo en México se perdieron 1 millón 30 mil 366 empleos formales y eso da una idea del grave panorama que  enfrentamos. Ante ello, el cuidado de las finanzas personales toman un papel fundamental. Ya no es algo que consideremos o no, debe ser parte inherente en nuestra toma de decisiones. Esta emergencia de salud nos mostró que de un momento a otro podemos enfrentarnos con lo impredecible y debemos estar preparados en la medida de lo posible.

Hemos hablado muchas veces de la importancia de tener un resguardo, un fondo de dinero para ayudarnos en una emergencia. Y esto que vivimos es un claro ejemplo de una, me pregunto cuántos fueron los dichosos que sí pudieron echar mano de sus ahorros para no tronarse los dedos durante los meses que llevamos ya de confinamiento y parálisis económica.

Lo cierto es que si este virus ha venido a incrementar nuestros hábitos de limpieza y de atención en el cuidado en nuestra salud, también podemos hacer que incida en mejorar nuestros hábitos financieros.

¿Cómo hacerlo? Paso número uno, aunque sigamos en casa o hayamos modificado nuestra dinámica diaria, hagamos un presupuesto que se ajuste a esta nueva realidad; que contemple cuánto tenemos, cuáles son los gastos fijos y los variables y llevemos un registro quincenal o mensual.

En segundo lugar, es vital analizar la forma en la que gestionamos nuestros recursos. Durante estas semanas de confinamiento seguramente nuestro gasto por concepto de combustible para el coche o lo que pagamos por usar el transporte público disminuyó, así como los llamados “gastos hormiga” que acostumbrábamos en la oficina, como el café o la botana entre comidas.  Pero quizá consumimos comida en aplicaciones que tienen un costo extra, utilizamos más gas y energía eléctrica. Como sea, es importante que lo tengamos claro, ser conscientes del destino de cada peso y detectemos si hay cosas de las que debamos o podamos prescindir. Esto tiene que ir acorde a nuestros ingresos, no podemos ganar 5 pesos y gastar 6. Y si es así, hay que poner manos en el asunto.
Otra de las lecciones que nos deja esta pandemia es la importancia de tener recursos de resguardo. Sino aprendimos eso tras esta pandemia no hemos aprendido nada.

Así que como tercer punto, si bien es importante destinar un porcentaje indistinto para el ahorro y el fondo de emergencia, puedes empezar por generar este último, tu fondo de emergencia debe ser al menos de tres meses de tu sueldo.

Un  cuarto paso, es poner foco en la salud y en la protección de la misma, por lo que si necesitas recortar gastos, prioriza y preserva tu seguro de salud y/o gastos médicos mayores.

De acuerdo con información de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), el costo de la atención médica a causa de COVID-19 asciende en promedio a 445 mil pesos. Si ese monto parece extremo, existen casos que serían incosteables sin un seguro para la mayoría de las personas, como uno cuyo costo asciende a 15.4 millones de pesos.

No escatimes en tu salud, y prioriza los instumentos que te darán tranquildiad financera a a ti o a tu familia
En quinto lugar, hay compromisos que tenemos que cumplir, así que administrémonos adecuadamente para no fallar, como es el caso de una hipoteca, una renta, el crédito automotriz, o una colegiatura.

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