Antes del Monterrey vs Al-Sadd, se escuchó a Xavi Hernández como verdadero especialista del futbol mexicano. Todo sabía sobre los Rayados: cómo jugaban, sus estelares en el campo, sistemas tácticos utilizados por Antonio Mohamed... Una cátedra de cómo preparar un partido. Algo que debiera ser obligatorio para cualquier entrenador, pero que al venir de Xavi fue más penetrante en todos los medios deportivos del mundo.

Pese a eso, perdieron los árabes, porque en el futbol —por más que uno sepa, estudie o profundice sobre el rival— la calidad de los jugadores hace que la balanza se vaya (casi siempre) para el lado correcto. Si existe arrogancia o se muestra falta de profesionalismo, puede perder el que sea contra el más débil. Así pasó con River Plate el año pasado. Nunca midió que un equipo de Emiratos Árabes Unidos le pudiera ganar, y así fue. Lo ridiculizó y evidenció, llevando el partido hasta los penaltis, donde el Al Ain fue a la final contra el Real Madrid, que con seriedad lo destrozó (4-1).

El Liverpool está calcando lo hecho por River Plate. La franqueza de Jürgen Klopp, asegurando que no conoce nada del futbol mexicano, es la típica declaración de un hombre sobrado, que sabe lo que tiene en su plantel y no le inquieta en absoluto que Monterrey pueda dar el mejor partido del año y competirle frontalmente. Eso lo descarta el alemán. Para él, la final la tiene planificada contra el Flamengo; todo lo demás son comparsas para llenar un torneo malísimo e incómodo.

No fue político y no debe serlo. Klopp sabe que jugará el miércoles con un equipo que tiene un valor de 88.1 millones de euros, pero solamente Virgil van Dijk es más caro que todo el equipo regio (100 millones) o Alexander Arnold, lateral derecho que vale 110 millones de euros, o Sadio Mané, a quien cotizan en 150 millones de euros, mismo valor que le ponen a Mohamed Salah. Es decir, la calidad del campeón de Europa es indiscutible, debe arrasar a Monterrey. Pero salir tan sobrado puede ser un arma letal para los ingleses.

El Mundial de Clubes debería ser revisado a profundidad por la Concacaf y hacer valer su poderío en la FIFA. La cantidad de países afiliados a esta zona, 41, la lleva a tener poderío en la oficina de Gianni Infantino. Así, con este formato, es prácticamente imposible que lleguen a la ultima instancia del campeonato.

Flamengo tendrá que pasar sobre el equipo de Arabia Saudita, el Al Hilal. Demasiada diferencia entre uno y otro. Los brasileños —tan bien dirigidos por Jorge Jesus— se sacan la lotería, porque de haber jugado contra Monterrey, las cosas serían totalmente distintas. Pero la “nueva” FIFA sigue siendo igualita a la FIFA corrupta de Sep Blatter. Todo lo hacen a su antojo e intereses y el Mundial de Clubes no es más que la Copa Intercontinental disfrazada de una competencia incluyente, pero —al final— sigue siendo la misma cosa, las mismas decisiones y la misma idea de que ahí sólo se manda por parte de Infantino si hay ganancias económicas adelante; lo demás, no importa maldita la cosa.

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