Pero ¿por qué mejor no comprarlos, como lo hace todo el mundo?
—Bueno, no todo el mundo. Aunque también los hacen en algunos lugares de Centroamérica, como Guatemala, Nicaragua y El Salvador, es una tradición muy mexicana. De hecho por eso llama “Tamal”, porque viene de una palabra en náhuatl que significa “envuelto”.
—Ah, mira, eso no lo sabía, pero no me has respondido.
—Por gusto, porque comer los tamales forma parte de una tradición.
—Comerlos sí, pero hacerlos ¡no!
—A ver, hijo. Si crees que te voy a decir como tu mamá: –“Ya deja de darme lata. Si no quieres hacerlos, no los hagas, y vete por allá  donde no te vea”, estás muy equivocado. ¡No te rías!, que ya te conozco.
—Es que ya llevo como media hora revolviendo la masa con sal y manteca.
—Mientras tú haces eso, yo troceo las espinacas, para después revolverlas muy suavemente con la masa ya lista.
—¿Y por qué no las cortas como todo el mundo?
—En primera, porque no soy como todo el mundo. En segunda, porque las hortalizas nunca se deben cortar con un cuchillo. Las hojas verdes jamás deben ser tocadas por ningún tipo de metal, esto se hace a mano, y trocito por trocito. Y en tercera, porque tenemos que rescatar las tradiciones culinarias de nuestra familia. 
—¿Le falta mucho a la masa?
—Hasta que al moverla ya no se pegue en la cazuela. Ya terminé con las espinacas, ahora voy a desmoronar el queso. ¡Y no! El queso fresco no se raya. Se le hace así con los dedos, aunque luego huelen horrible. 
—¿Ya abuelito?  
—A ver... ¡ya!, muy bien. Ahora reborujo las espinacas con la masa muy despacito para que no se truenen las hojitas. Mientras, veme sacando las hojas de elote que tenemos adentro de la cazuela con agua. Y déjalas ahí escurriendo un ratito, y luego me las vas pasando.
—Abuelito, ¿y por qué es todo este relajo?
—Hoy es 2 de febrero, Día de la Candelaria, y por tradición es el día en que se “levanta” al niño Dios. Hoy hay que llevarlo ya bien vestidito a la casa de la persona donde te salió en la rosca de reyes.
—¿Por qué?
—Porque a partir de hoy, el que sacó el niño Dios, es compadre o comadre de la persona que compró la rosca. 
Y como todo buen padrino tiene que llevar algo para compartir con la familia. Y en este caso, pues la tradición nos dice que son tamales.
—Cuando me mandaste al mercadito de La Cruz vi que muchas señoras llevaban sus niños Dios, pero eran grandes y vestidos de diferentes maneras.
—Veme pasando las hojas de maíz ya escurridas, una por una, para que les vaya poniendo la masa con las espinacas adentro, y un poquito de esta salsa, para que piquen bien rico. El motivo de los diferentes vestuarios se debe al tiempo que tiene el padrino de serlo. Por ejemplo, si es el primer año, al niño lo visten solamente con una batita blanca y un lacito en la cintura, a partir del segundo año comienzan a cambiar los vestuarios.
—¿Y por qué el 2 de febrero?
—La Virgen de la Candelaria es la virgen de las candelas, o sea de las velas. Hoy, en algunos lugares de Veracruz encienden velas y las ponen en una lanchita y navegan con ellas en el mar, en las lagunas o en los ríos, iluminando la noche. Además, el 2 de febrero equivale a la fecha en que nuestros pueblos originarios celebraban el inicio del año nuevo, pero ya con el tiempo se juntaron ambas tradiciones, y es lo que hoy vivimos. ¡Sincretismo absoluto!
—¡Huele bien rico!, la verdad ya se me antojaron tus tamales.
—Ya les falta poquito. A la hora que llegue tu mamá, ya van a estar listos. ¿Quieres café o atolito? Bueno, no importa, el que quieras, lo preparas tú solito para los tres.
—¡Ay abuelito!

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