Si no se tratase de un asunto vergonzante y condenable podríamos calificarlo de tragicomedia o de un episodio francamente peripatético y obsceno: Félix Salgado Macedonio será el candidato de Morena al gobierno de Guerrero. Planteado de otra manera: Morena perderá la elección de la gubernatura en Guerrero, por postular a Félix Salgado Macedonio como su candidato.

No es este un pronóstico de antipatía personal, sino de dignidad y estricta justicia. Las que se esperan de los guerrerenses en las urnas el 6 de junio. Y conste que incluyo hombres y mujeres, porque este caso ha trascendido no solo lo político-partidista sino el tema de género, para convertirse en un punto de quiebre de la moral pública y un parteaguas en la historia de la democracia de nuestro país: elegir a un presunto violador como gobernador de un estado histórico. Y mucho peor, con el apoyo y el cobijo del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

A ver: transitemos por tres vías: démosle al todavía senador el beneficio de la presunción de inocencia al que tiene derecho; pero escuchemos los testimonios desgarradores de al menos cuatro mujeres que han sido víctimas de los excesos enfermizos de un depredador que luego les arroja cien pesos a la cara; y con todo derecho exijamos cuentas a un partido político como Morena, que subsiste con nuestros impuestos y que sin esperar una resolución judicial a las denuncias tuvo prisa en postular a este impresentable.

Una designación que, por desgracia, reafirma la percepción de misoginia de la que ha dado sobradas muestras el gobierno de la 4T: el cierre definitivo de estancias infantiles que fue un golpe brutal sobre todo para miles de madres trabajadoras y solteras; la cancelación de fondos a programas de apoyo a diversas causas femeninas y aquella frase presidencial inolvidablemente hiriente: “Ah sí, creo que hubo una marcha, verdad”, luego de la más impresionante movilización de mujeres en protesta por la violencia criminal que en los cinco años recientes, ha multiplicado los feminicidios en México y que, ya en el imperio de la 4T, 10 mujeres han sido asesinadas cada día. Según la estadística de México Evalúa, el 99.7% de los delitos de violencia sexual contra mujeres no se denuncia; la mayoría de las agredidas y/o violadas tienen terror a la reincidencia o creen que no pasará nada.

No es el caso de Basilia Castañeda, quien se plantó el lunes en la Comisión Nacional de Honor y Justicia de Morena para denunciar a Félix Salgado Macedonio por el delito de violación y de plano expresó: “le pido al presidente López Obrador que sea serio, que se ponga en el lugar de la víctima; no puede defender a un violador porque a mí me ha jodido la vida… yo creo que 100 años que viva y que tenga conciencia voy a decirle lo mismo”.

Por desgracia, todo apunta a que Basilia no será escuchada por el aparato en el poder. Ahí ya argumentaron que es una maniobra para “descarrilar a un candidato del pueblo bueno” y hasta las legisladoras morenas que al principio lo cuestionaron, ya se alinearon con su tristemente célebre abanderado.

Pero lo que sí puede ocurrir es que los movimientos feministas de todo el país estigmaticen a Morena en la figura grotesca de Salgado Macedonio y lo etiqueten como el partido de los candidatos violadores y criminales. Lo cual implicará un costo político gigantesco para el partido en el poder, considerando que la mayoría del voto, 51%, es de las mujeres. Ni una más, pero ni una menos.

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