Los primeros de diciembre nunca han sido fechas de mi agrado, por lo regular eran días en donde la imposición de la dictadura perfecta encabezada por el PRI y respaldada por el PAN, se consumaba con la toma de protesta del señalado por el dedo intransigente del grupo de poder que convirtió a México en una gallina de los huevos de oro que parecía nunca se agotaría. En lo personal, el inicio de diciembre del 2012, es un día que difícilmente olvidaré debido a que me tocó ser testigo presencial de la represión ejercida a mano de la brutal fuerza del estado, con tolete, bombas de fragmentación, gases lacrimógenos, intolerancia, indolencia y bajo el amparo de la ley, las fuerzas policiacas desplegaron operativos cuyo objetivo iba más allá de amedrentar y contener las protestas protagonizadas por los jóvenes que en ese momento nos encontrábamos expresando nuestra inconformidad por el fraude electoral fraguado meses antes, donde Enrique Peña Nieto se alzaba con la Presidencia de la República gracias a una masiva y descarada compra de votos, donde inclusive estuvieron involucrados grupos del crimen organizado.

Este suceso parecía ser el ocaso de cualquier esfuerzo por democratizar la vida pública de México; sin embargo, queda en la memoria como una fecha más donde el Estado mexicano reprimió e inclusive asesinó a sus jóvenes sin lograr al 100% su cometido de sembrar desesperanza en una generación que parecía condenada a vivir 90 años más de hegemonía neoliberal. Afortunadamente el trago amargo fue digerido al mismo tiempo que la organización estudiantil continúo y de manera paralela nacía Morena como partido político para que pocos años después le arrebatara la silla presidencial al “PRIAN”, a través del voto popular y una revolución de consciencias que hizo que López Obrador fuera el presidente más votado de la historia.

Hoy a  la mitad del sexenio, encabezado por AMLO, hay avances sustanciales en materia de desarrollo social, impulsando a los sectores más vulnerables de la población. La defensa de la soberanía energética es la principal bandera del Ejecutivo federal y  el reposicionamiento de México como país líder de Latinoamérica es una realidad, después de un periodo considerable de habernos ausentado del espacio trascendental que como potencia de la zona, debemos ocupar. Sin embargo, es necesario reconocer que existen diferentes pendientes para el Presidente y su gabinete, urge que todo el peso de la ley caiga sobre aquellos personajes que saquearon la nación y vivieron años en la impunidad que el régimen anterior les otorgaba a cambio de diferentes complicidades. Otra de las principales preocupaciones es  garantizar el blindaje a nuestra soberanía energética, misma que la hoy oposición se frota las manos por volver a violentarla y, por consecuencia, llenar sus bolsillos con dinero de la iniciativa privada nacional y extranjera.

Aún faltan tres años y para nadie es mentira que gran parte de la clase política piensa más en el 2024 que en lo que los mexicanos necesitamos en el  presente, a pesar de esto no podemos dejar de reconocer el nacionalismo de Andrés Manuel y su convicción de pasar a la historia como el Presidente que puso los cimientos de la Cuarta Transformación nacional.

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