En México solemos cometer el error de evaluar a los embajadores extranjeros como si fueran funcionarios públicos mexicanos. Se espera de ellos que estén de nuestro lado cuando en realidad les pagan por defender los intereses de sus países.Roberta Jacobson logró sortear los dos exámenes.

Llegó en mayo de 2016 y se va dos años después. Fue enviada por Barack Obama y, contra todo pronóstico, se quedó el primer año de Trump y un poco más. Mostró una faceta inédita en un embajador americano: interesada en la cultura mexicana, su historia, su gastronomía, sus tradiciones. Una mujer cálida y amigable que apostó por el México diverso e incluyente, que no tuvo miedo de exhibir sus posturas sobre temas fundacionales.

En luna de miel con los mexicanos, sufrió el mayor divorcio en la relación bilateral.

La relación del gobierno de Enrique Peña Nieto con la administración Obama —nunca hubo gran química entre los dos mandatarios— se echó a perder con la visita de Donald Trump a México durante la campaña presidencial. Costó el puesto al más poderoso del gabinete, Luis Videgaray.

Cuando Trump ganó la elección, poco tardó Videgaray en regresar al gobierno, como secretario de Relaciones Exteriores. Desde entonces ha caminado en la cuerda floja, haciendo malabares para evitar que el tormentoso presidente de Estados Unidos pudra la relación bilateral. Su principal puerta de acceso, sostén en este peligroso camino ha sido el súper asesor y yerno del mandatario, Jared Kushner.

Una embajadora abierta y cercana a México como nunca se había visto coincidió en el tiempo con un canciller mexicano con un acceso a la Casa Blancatampoco visto. En medio, una relación bilateral en su peor racha pública.

Se esperaba que Trump sustituyera a Jacobson mucho más temprano. Y se pronosticó una y otra vez que el regreso de Videgaray al gobierno sería efímero y acabaría con un desastre diplomático. Ni una ni otra.

Las amenazas y groserías de Trump han sido enfrentadas por Peña Nieto, de la mano de Videgaray, con lo que unos consideran una prudencia pragmática e inteligente y otros ven como una excesiva tolerancia frente a humillantes ofensas. Las posiciones de la embajadora han ayudado a mitigar los desplantes tuiteros de su presidente.

La inaceptable posición de Trump en el tema migratorio no ha acabado de descarrilar los nexos entre gobiernos pero sí ha afectado a miles de compatriotas deportados o acorralados del otro lado por una política de terror.

Sin embargo, otras amenazas no se han cumplido, al menos hasta ahorita: el TLC sigue vivo, el muro no se ha construido, ya se olvidó aquel asunto de cobrar impuestos a las remesas y la cooperación en seguridad luce intocada.

A Jacobson se le ha criticado que con frecuencia opinaba de asuntos mexicanos sin delicadeza. Videgaray ha causado que se levanten cejas por su entrada fuera de protocolos formales hasta la Oficina Oval. La mujer más cercana en el peor momento. El canciller con más acceso en el peor periodo. Ella se va. Él se queda. Ella se retira. Él sigue caminando en el filo del abismo, su personaje logró saltar al siguiente capítulo de esta historia. Eso les tocó.

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