¡Qué país!, con esa exclamación, el periodista Ezequiel Martínez Ángeles remataba una información que evidenciaba las contradicciones de la vida política.

¡Qué diputados!, lamentamos hoy al ver el desorden que predomina en la organización de la medalla en honor al propio Ezequiel Martínez, quien murió el 28 de junio de 2009.

Desde su creación hasta la presente edición, el reconocimiento ha estado lleno de detalles que evidencian su desorganización, sobre todo en esta edición reciente.

En septiembre de 2009, la Legislatura 55 instituyó la medalla que lleva el nombre del periodista fallecido. En el artículo primero del decreto simplemente dice que se crea para “reconocer a los ciudadanos queretanos que, en uso de la libertad de expresión, se distingan en su ejercicio profesional como periodistas”. No menciona requisitos básicos ni lineamientos generales, simplemente que los postulados se distingan.

En cambio, el artículo segundo, es abundante en detalles del reconocimiento: “estará conformada por un diploma alusivo, autorizado con las firmas de los integrantes de la Mesa Directiva y por una medalla de oro pendiente de una cinta de seda color vino, de 650 milímetros de largo y 20 milímetros de ancho, para fijarse al cuello. La medalla será de oro de 14 quilates, midiendo 50 milímetros de diámetro y 04 milímetros de grosor…”

Los diputados dieron énfasis a la forma sobre el fondo.

Otro detalle: pese a haber sido creada en 2009, la primera medalla es entregada dos años después.

En la entrega de esa primera edición, la polémica se hizo presente. A pesar de ser una medalla en reconocimiento a la Libertad de Expresión, los diputados no dejaban que la primer galardonada, Mariana Chávez Castañeda, dirigiera unas palabras desde la tribuna parlamentaria. Finalmente, ante la evidencia de su contradicción, cedieron y Chávez Castañeda pronunció su discurso.

La ganadora de la segunda edición fue Malena Hernández. En abril de 2013, Los diputados de la Comisión de Participación Ciudadana reformaron el decreto para integrar como jurado a las periodistas galardonadas hasta entonces y a cinco académicos de escuelas de Comunicación o Periodismo, pero no lo publicaron de inmediato en el periódico oficial.

Aunque en el primer artículo transitorio indicaba que entraría en vigor de manera inmediata, en el segundo transitorio ordena su publicación en el periódico oficial, y no sucede.

Ese jurado es integrado por Carlos Alberto Rode Villa (UAQ), Paris Gómez Vázquez (ITESM-Qro), Dhin Vela Berisbain (UVM), Lluvia Beltrán Vega (Liceo) y Nayely Fernández Ruiz (quien no se presentó); así como por las periodistas galardonadas, Magdalena Hernández Jiménez y Mariana Chávez Castañeda.

Cuando el jurado deliberó, se percató que el decreto reformado no estaba publicado en el periódico oficial, con lo que se interpreta que no había entrado en vigor porque no se cumplen con las formalidades del proceso legislativo y que el jurado podría no tener facultades legales para deliberar y la mención honorífica no tendría un respaldo jurídico correspondiente.

Ante la observación, el diputado Marco Antonio León Hernández se molestó y reclamó a las galardonadas que el artículo transitorio de la reforma de decreto dice que entrará en vigor de inmediato.

Sin embargo, cabe aclarar que ese punto de entrar en vigor de inmediato sólo aplica cuando son modificaciones a la ley orgánica del Poder Legislativo, no así para cualquier otro dictamen aprobado por diputados.

Aun así, Marco Antonio León le indica a Malena Hernández que el proceso es tan válido y legal como es el reconocimiento que ella recibió.

Posterior a esa observación —de la que públicamente no reconocieron su “error” u “omisión”— la reforma es publicada en el periódico oficial.

Y este año, la desorganización se hizo patente. Primero, hubo una falta de difusión por parte de la Comisión de Participación Ciudadana de la Legislatura.

¿El resultado? Un escaso número de postulados. Mientras el año anterior hubo 17 candidatos, cuyo ganador fue Demian Chávez, en esta ocasión apenas fueron presentados tres aspirantes.

A eso hay que sumarle que, ante la falta de candidatos, horas antes de que se cerrara la convocatoria, personal de comunicación que asesora al diputado Diego Foyo pedía a sus contactos en Facebook que postularán a periodistas para la medalla.

Cabe destacar que originalmente la Universidad Autónoma de Querétaro no era parte del jurado, pese que nuestra Alma Mater tiene una licenciatura cuya especialidad es precisamente la enseñanza del Periodismo y que de ella egresa al menos 70% de la plantilla laboral de los medios locales. Finalmente, los diputados rectificaron y prometieron que la UAQ será miembro permanente del jurado calificador.

Para rematar: los candidatos a recibir la mención honorífica son solamente comunicadores de las televisoras, como Ciro Gómez Leyva, Joaquín López-Dóriga, Adela Micha y Javier Alatorre, lo cual muestra la falta de pluralidad en la convocatoria y que se privilegia, la presencia televisiva sobre todas las expresiones periodísticas.

Evidentemente, la Comisión de Participación Ciudadana de la Legislatura no le ha dado la seriedad necesaria al este reconocimiento a la labor periodística. Es su oportunidad para replantear el galardón y que gane prestigio año con año. Esto, además de revivir el premio a los mejores trabajos periodísticos del estado.

Está en manos de los diputados enmendar el galimatías que han creado.

Periodista y sociólogo

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