El pasado 22 de marzo se publicó la colaboración titulada “Libros 100% UAQ en gran medida la escribí motivado por el lanzamiento del libro Hugo Gutiérrez Vega: itinerario de vida, coordinado por la Facultad de Psicología, en la que expresé que no había tenido la oportunidad de leerlo.

Al enterarse de lo anterior, el doctor Jaime Eleazar Rivas Medina, director de la Facultad de Psicología tuvo la amabilidad de llevar una copia del libro al doctor Arturo Castañeda, mi director, para que me la obsequiara, gesto que agradezco profundamente.

La lectura de dicho libro, me ha permitido tener una visión mucho más clara del papel que debe tener la Universidad con respecto a la sociedad en general, el cual es, en palabras de nuestro ex rector, Hugo Gutiérrez: “La universidad pública debía seguir siendo, como afirmaba Ortega y Gasset, la maestra de la vida social y la directora del pensamiento colectivo”. Solamente añado que, debe y deberá continuar por el mismo camino.

De acuerdo a lo que relata su itinerario de vida, el poeta Hugo Gutiérrez estaba en México de vacaciones, específicamente en Querétaro, cuando lo invitan a participar en la elección a rector, la cual gana con facilidad debido, en parte, a sus habilidades como orador y por otro lado, por el trabajo que había sembrado ya habiendo fundado los Cómicos de la Legua. Pero eso fue lo único fácil de su estancia como rector de la Máxima Casa de Estudios.

Para dar un mejor contexto de la ideología del rector, que sin entonces saberlo, sería el líder de uno de los más importantes momentos históricos de la Universidad, podemos recordar algo de su acontecer político previo a la Universidad.

En su juventud, Hugo Gutiérrez Vega militó en el Partido Acción Nacional y llegó a ser el dirigente nacional de lo que hoy sería Acción Juvenil, lo que lo llevo a ser considerado disidente político y a ser encarcelado por ello en numerosas ocasiones.

Como líder nacional de Acción Juvenil, el joven Hugo buscó instalar dentro del partido ideología proveniente de la corriente de izquierda cristiana, lo que tampoco le ganó muchos amigos adentro, por lo que culminó en su salida. Por cierto, a la postre, habría grupos panistas que lo acusarían de volverse hacia el PRI en su tiempo como rector y como diplomático, hecho totalmente falso.

La ideología de izquierda cristiana, la defensa de lo que, a mi juzgar, son los principios más básicos de universalidad que hasta por redundancia debe de rodear a una Universidad, la decisión y sus habilidades serían lo que en su momento lo llevó a decidir extender a la UAQ hasta el patio barroco, aún en contra de la voluntad general del pueblo.

Llamó particularmente mi atención que, el también diplomático, Hugo Gutiérrez relata que los demás actores de la Universidad lo instaban a promover una huelga, algo a lo que él, por su visión política y social se negó, alegando que para que una huelga tuviera consecuencias positivas debía de contar con la aprobación general de la sociedad, debía de contar con el apoyo popular; y en ese caso, había sido justamente el pueblo quien, hasta con machetes, los habían sacado de ese patio.

La vida de don Hugo es mucho más larga e interesante de lo que se pueda narrar adecuadamente en los 3500 caracteres con los que cuenta este espacio, pero sí son más que suficientes para reafirmar que la Universidad debe de ser “la maestra de la vida social y la directora del pensamiento colectivo” dirigiéndola hacia su propia evolución.

Estudiante de la Facultad de Contaduría de la UAQ. @lui_uni

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