Mucha gente nos preguntamos por qué razón en la actualidad vivimos tan preocupados y ocupados de tal suerte que los días se nos escurren como agua entre las manos. La respuesta es que ante las circunstancias de esta ya muy larga temporada de dificultades, dejamos a un lado la posibilidad de disfrutar muchos de los momentos que nos brindan felicidad y que compensan el golpeteo constante de la malas noticias y las sinrazones que sólo dan sustento a la desesperanza. Ante este panorama, aprovechar los momentos positivos, se convierte en una imperante necesidad que debemos atender con la misma calidad de atención con la que nos volcamos en el trabajo y en muchas otras responsabilidades al interior de la familia y de nuestras respectivas comunidades.

El ejercicio físico, los pasatiempos, las reuniones y encuentros de familia y amigos, son fundamentales para mantener un sano equilibrio. Como fotógrafo, la observación y la contemplación se han convertido en una de mis herramientas favoritas para ello y he aprendido que esos momentos son escurridizas oportunidades. Una de ellas son cada día el amanecer o el anochecer cuando tanto el sol como la luna aparecen o se marchan en la línea del horizonte. Qué privilegio tienen aquellas personas que viven junto al mar y coincide en su vista al océano, ver apenas un par de días al mes, la luna llena emerger de la línea del horizonte y disfrutar de unos minutos únicos que para suerte mía, registré en una imagen como la que les comparto en esta ocasión.

No obstante, vivir alejados del mar en una ciudad como la nuestra, también nos obsequia momentos como éste en el horizonte, lo único malo es que son mucho menos los puntos adecuados para observarlos y disfrutarlos, pero seguramente hay por ahí quienes se pueden dar ese lujo en algún punto alto de este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

@GerardoProal

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