La larga mancha de corrupción, falsedad, traiciones y torpeza que ha acumulado el PAN en sus recién cumplidos 75 años, revela la descomposición y el engaño que han construido en más de siete décadas, de las cuales, como un cáncer mortífero, se han propagado en las últimas dos décadas, bajo la falsa bandera del cambio, que nos llevó como país, al peor de los mundos imaginados. Tal vez por ello, la semana pasada la celebración de un aniversario más del Partido Acción Nacional, no tuvo el mínimo espíritu festivo, y a puerta cerrada, como siempre lo han hecho, trataron de aminorar el fétido olor a descomposición que viven los panistas, en medio de una lucha intestina de poder entre maderistas y calderonistas.

Y es que los escándalos como la verdad, los han alcanzado, tanto a nivel nacional como en los niveles estatales y municipales, donde la cloaca se destapa. El puritanismo de sus fundadores y la prístina consciencia, que como virginidad en un cabaret prostituyeron, han dejado de funcionarles, ya no venden entre los votantes y sin duda será un lastre en el proceso electoral del 2015. Bien lo decía Carlos Castillo Peraza, quien fue alguna vez su dirigente nacional y antes de fallecer en medio de la ignominia renunció a su militancia albiazul: “es más peligroso un populismo de derecha que uno de izquierda”. Y es que en eso terminaron los dos y únicos sexenios que el PAN ha gobernado este país.

El primero, en manos de un vendedor de refrescos —de los que hoy están prohibidos por ser comida chatarra—, quien movido por las ocurrencias de la senilidad, pero más de las ocurrencias provenientes de las deslucidas faldas de quien se puso los pantalones y las botas, convirtió en una mala caricatura al país, prometiendo un vocho, una tele y un changarro; quedó al desnudo la verdadera personalidad de la pareja presidencial de un ranchero ladino y de una trastornada, dejándonos como herencia maldita el deterioro de la presidencia, una hedionda clase política azulada y la impunidad de sus vástagos.

El segundo, llevó a la cumbre la ineptitud del gobierno, envileció la institución presidencial, inició una guerra que terminó por descomponer al país y sumirlo en el miedo, la violencia y las drogas, así como sepultar las expectativas de millones de mexicanos, principalmente jóvenes y niños, que hoy tienen por héroes a narcotraficantes y por sueños profesionales volverse sicarios. Los dos, suman los peores 12 años de esta nación, sin duda en el recorrido de la historia nunca hubo tantas ocurrencias, espontáneos y corruptelas.

El PAN ha sido una valoración seductora, pero falsa. Producto de la mercadotecnia y de la voracidad de quienes integran sus filas, que ansían convertirse en políticos para volverse millonarios, ante la incapacidad de hacerlo con su propio trabajo. El PAN es un engaño, es la fiel oposición que cobra y muy bien, los favores y los votos, para muestra basta mencionar los últimos escándalos de los moches, los votos comprados, el chantaje político, las fiestas con bailarinas exóticas, y toda una batería de desdibujados episodios de una clase política desprovista de compromiso social y falta de memoria histórica.

Habrá que recordarles a varios políticos albiazules queretanos que su historia es oscura y confusa; que acabaron en el PAN porque su pragmatismo y su avidez de poder, los llevó a la simulación y la traición. La gran mayoría se afiliaron al PAN cuando el PRI perdió la primera elección local en 1997, alegaron que en las filas azules encontraban espacios que en otros lados se les habían negado, pero en realidad lo hicieron por conveniencia personal, porque no estaban dispuestos a pagar la enseñanza de la derrota ni a trabajar por la recuperación de la política. A muchos habrá que hacerles recordar su ignominia, por suerte para ello, hay registro documental, credenciales y memoria histórica.

Sin embargo, el ascenso político se comienza a deslavar, hoy enfrentan los errores que tanto criticaron en su etapa de oposición, pero que han sido capaces de multiplicar y agravar exponencialmente, tanto los duros yunques como los neopanistas, en el ejercicio del poder. Para muestra, basta hacer memoria y enunciar los vergonzosos episodios del panismo queretano que todos conocemos y que como sociedad no estamos dispuestos a permitir que se repitan.

Abogado y consultor de empresas

Google News